¡Ay del solo, porque si cae no tiene otro que le levante!. Verdaderamente está solo quien no tiene un amigo. En cambio, qué dicha, qué seguridad, qué alegría si tienes a alguien a quien puedes hablar como a ti mismo, a quien puedes confesar sin temor las propias faltas, a quien puedes revelar sin rubor tus progresos en la virtud, a quien puedes confiar todos los secretos y comunicar los planes que abrigas en tu corazón ¿Puede haber cosa más agradable que unirse un alma con otra, de suerte que no formen más que una sola...?
el amigo, dice el sabio, es la medicina de la vida... Quien no se ama a sí mismo ¿Cómo podrá amar a otro?... Amándose así ame al prójimo...
Elevándonos, pues, de ese amor santo por el que abrazamos al amigo a este otro por el que nos lanzamos a Cristo, se saborea con gozo y a boca llena el fruto espiritual de la amistad.
Esperamos para más tarde la plenitud total, cuando desaparezca el temor que sentimos unos por otros... Esta amistad... se extenderá a todos y se anegará en Dios, cuando Dios sea todo en todos.
, (abad cisterciense inglés del siglo XII, amigo de S. Bernardo).
La Amistad espiritual
Ed. Monte Carmelo
Alabado SEA Dios!
ResponderEliminarDios os bendíga! y gracias por visitar mi humilde blog.
Un abrazo!
Hola Sergio se Bienvenido a esta tu CASA.
ResponderEliminarJesus te cobije con su luz y envie el Espiritu Santificador a tu alma
paz
Adri