Amigos que pasan y dejan su huella aqui. Gracias por estar .Paz a tu corazon

Recuerda amigo cuando entras a la Casa de Dios pisas Tierra Sagrada.

La Casa de Dios es el lugar más Santo de todo el universo. Cada vez que entres ,recuerda que allí ,vive Jesús en el Sagrario y te espera con AMOR.

Vístete decorosamente, apaga tu celular y ten fe que todo lo que pidas, si eres respetuoso , piadoso en tus actitudes y posturas en el Templo, sera recibido por el Señor con agrado .

Y tu alma ya no será la misma.

Haz silencio. Busca cerrar tus ojos y quédate quieto. Dios esta en su Casa. El Amor puede hablarte íntimamente .

Mi deseo es que Dios se manifieste en ti.


Cristo Resucito, DIOS VIVE ENTRE NOSOTROS

domingo, 1 de noviembre de 2009

En accion de gracias a San Pio de Pietrelcina dedico este espacio

LA PRIMERA APARICIÓN DE JESÚS' FUE EN PIETRELCINA
Tiene cinco o seis años, Francesco, y es recogido en ruego en el pequeño templo del Burgo Castillo, cuando ve aparecer uno extraño personaje en los aprietas altar. Es el Sagrado Corazón de Jesús que lo mira colmado de cariño, haciendole señalo de acercarse.
Levantado, él se dirige lentamente hacia de Jesús. Sus ojos inocentes y puros se encuentran con los de Jesús. Francesco se arrodilla delante, mientras que Jesús lo bendice poniéndole delicadamente su mano sobre el jefe. En este momento íntimo y conmovedor de su infancia, en su corazón es instilado el germen de aquella contemplación infusa que lo devolverá excepcional y visible icono de las maravillas de Cristo y de Su Pasión.

Las Llagas de Amor

Análogas a las heridas de amor son aquellos fenómenos denominados llagas de amor. A menudo son identificados en un mismo fenómeno místico. En realidad, las llagas de amor se distinguen de las heridas porque soy más profundas, más empapadas que amor y más duraderos. Ellas provienen principalmente de las empinadas noticias que el alma tiene de Dios y de los misterios de la fe. Además aparecen de algún modo al exterior o traspasando físicamente el corazón. En este caso tenemos el trasverberación. O bien, las llagas se manifiestan en algunas partes del cuerpo, como a las manos, a los pies y al costado. En tal caso tenemos el fenómeno de las estigmata, más conocido con respecto de lo primero, también porque más visible.

LA TRASVERBERACION

La trasverberación es una gracia santificadora del alma que, ardiente de amor de Dios, es atacada interiormente por un ángel, un serafino, el que quemando se la traspasa hasta el final como con un dardo de fuego y el alma, tan herida, es invadida por suavidades deliciosas.

Santa Teresa de Ávila es una de las almas místicas tocada por esta especial gracia divina. En la capilla Cornaro de la iglesia de Santa Maria de la Vittoria, a Rroma, hay un bonito grupo marmóreo del Bernini, que tiene por título el éxtasis de Santa Teresa. Representa plásticamente el fenómeno de la trasverberación vivido en la profundidad del alma y el cuerpo de la gran mística Carmelita española. Para conocer un mejor este fenómeno experimentado dos veces por Padre Pio, reconducimos lo que escribió Santa Teresa de Ávila en respeto al mismo fenómeno:

"Un día me apareció un ángel bonito más allá de cada medida. Vi en su mano una larga lanza a cuya extremidad semejó sernos una punta de fuego. Éste pareció golpearme más veces en el corazón, mucho de penetrar dentro de mí. II dolor fue tan real que sufrí más veces con alta voz, pero fue mucho postre que no pudiera desear de ser liberada de ello. Ninguna alegría terrenal puede dar una parecida satisfacción. Cuando el ángel extrajo su lanza, quedé con un gran amor por Dios".


La mística de santa Teresa de Ávila ha representado un punto de referencia para Padre Pio de Pietrelcina. También él le vive en su persona, por dos veces, el fenómeno místico del trasverberación.

De una carta que le escribe a Padre Agostino de san Marco en Lamis el 26 de agosto de 1912, sabemos que Padre Pio fue visitado por el Dios por el fenómeno del trasverberación, ocurrido antes tres días, el 23 de agosto.

"Escucháis cosa me ocurrió viernes pasado. Estuve de ello en iglesia a hacerme de ello el rendimiento de gracias por la misa, cuando todo de repente me sentí el corazón herir de un dardo de fuego sí vivo y ardiente, que credetti morir de ello. Me faltan las palabras aptas para hacervos comprender la intensidad de esta llama: soy para nada impotente a poderme expresar. ¿Nos creéis? El alma, víctima de estos consuelos, se convierte en muda. ¡Me pareció que una fuerza invisible me sumergiera todo cuanto en el fuego... mi Dios, que fuego! Cuál dulzura! "[1]. Sensaciones inefables que el Padre lamenta de no poder describirle eficazmente al mismo Padre Agostino.


Después de haber sido trasverberado por Dios en el 1912, Padre Pio revive el mismo fenómeno místico la tarde del 5 de agosto de 1918. Es el mismo Padre Pio a testimoniar su trasverberacón a su director espiritual, padre Benedetto de San Marco en Lamis:

"Estaba confesando de ello nuestros pequeños fraile la tarde del cinco, cuando todo de repente fui llenado de un extremo terror a la vista de un personaje celeste que se presenta delante del ojo de la inteligencia. Tuvo en mano una especie de herramienta, parecido a una larga lámina de hierro con una punta bien afiladura, y que pareció de ella apunta que saliera fuego. Ver todo esto y observar dicho personaje arrojar con toda violencia susodicha herramienta en el alma, fue toda una cosa sola. A privación emití un quejido, me sentí morir. Le dije al pequeño fraile que se hubiera apartado, porque me sentí mal y ya no oí la fuerza de continuar.

Este martirio duró, sin interrupción, hasta por la mañana del día siete. Cosa yo sufrí en este período sí luctuoso yo no sé decirlo. Hasta las entrañas vi que fueron arrancadas y estiráis tras aquella herramienta, y lo todo fue enfocado. De aquel día en acá yo he sido herido en muerte. Siento en el más íntimo del alma una herida que siempre es abierta, que me hace sufrir assiduamente"[2].

Ciertamente alguien podría preguntarse del por qué de estas manifestaciones que semejan pertenecer a otros tiempos y a otros períodos históricos. El pueblo cristiano, en efecto, es más interesado a las señales exteriores como a los estigmas, de que tendremos sucesivamente modo de hablar, que aparecen a veces en las almas enamoradas de Dios, antes que a percepciones del alma que no pertenecen al mundo sensible y por lo tanto no ofrecen atractivo, por lo menos a los que no son tocados directamente de ello. Por tanto es necesario ofrecer una consideración sobre la validez de los fenómenos místicos internas alma y, en particular, sobre el trasverberación, subrayando los que son los efectos positivos de estos carismas en la vida cristiana.

Quien los recibe arde del deseo que se rompan las uniones del cuerpo para volarle libremente a Dios. "Ve claramente que la tierra es un destierro, y no comprende a los que desean vivir largos años sobre de ella. Tanto San Paolo, que deseó ardientemente de morir para estar con Cristo, Fil 1,23, cuánto los dos correccionales del Carmelo[3], que compusieron sus estrofas: "môro" porque no môro, manifestaron la misma experiencia"[4], anhelando a la muerte con tal que reunirse con el manantial de cada bien que es Dios. Se comprende, entonces, como este ardiente deseo de Dios, unido a una separación de las cosas del mundo, puede ayudar realmente, quién advierte intensamente el peso de la cruz, a soportar no sólo con resignación los padecimientos físicos e interiores, pero incluso a elevarlos en una oblación de amor hacia él querido: "Deh! mi Padre, - escribe Padre Pio al ministro provincial - como debbo hacer? Me siento justo morir, casi ya no oye la fuerza de vivir. Mi crucifixión todavía continua; en la agonía se ha entrado desde hace tiempo y ella va haciendose cada vez más desgarradora...[.....].Yo siempre pronunciaré el fiat de la resignación"[7].

Estas palabras dejan ampliamente entender lo tenue sea el hilo afectivo que ata a Padre Pio al mundo terrenal y cuánto fuerte e insaciable parea su deseo de ser desatado por los cordones de la carne para unirse para siempre con Dios.

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Aqui estoy solo para Glorificar a Dios y hacerlo Amar.