Amigos que pasan y dejan su huella aqui. Gracias por estar .Paz a tu corazon

Recuerda amigo cuando entras a la Casa de Dios pisas Tierra Sagrada.

La Casa de Dios es el lugar más Santo de todo el universo. Cada vez que entres ,recuerda que allí ,vive Jesús en el Sagrario y te espera con AMOR.

Vístete decorosamente, apaga tu celular y ten fe que todo lo que pidas, si eres respetuoso , piadoso en tus actitudes y posturas en el Templo, sera recibido por el Señor con agrado .

Y tu alma ya no será la misma.

Haz silencio. Busca cerrar tus ojos y quédate quieto. Dios esta en su Casa. El Amor puede hablarte íntimamente .

Mi deseo es que Dios se manifieste en ti.


Cristo Resucito, DIOS VIVE ENTRE NOSOTROS

viernes, 16 de julio de 2010

Tenemos que ser santos ¿Como? Como hombres

Doy gracias a Dios por estos santos que honran el dia de mi nacimiento.

17 DE JULIO
SANTAS JUSTA y RUFINA ¿304?
justarufina1n.jpg (14816 bytes)Uno de los modos en que los fabricantes de cerámica obtienen beneficios es a través de la producción en masa. Hora tras hora, día tras día, sus factorías sacan miles y miles de tazas y platos, todos exactamente iguales. Aunque la producción en masa signifique que puedes reemplazar cualquier artículo que rompas con uno de idéntico aspecto, significa también que toda individualidad se pierde. Dos piezas de cerámica trabajadas a mano rara vez tienen la misma apariencia. Aunque puedan estar hechas de la misma arcilla y tener el mismo brillo, cada una de ellas es un poquito diferente. Antes de la invención de las modernas cadenas de montaje, toda cerámica, incluso la que se producía en cantidad, era hecha a mano.
Las Santas Justa y Rufina eran mujeres cristianas que vendían cerámica en la España del siglo cuarto. Como valoraban sus artículos, no quisieron permitir que se vendieran para sacrificios paganos. Como resultado, toda su cerámica fue rota y ellas mismas fueron ejecutadas.
Cada uno de nosotros es tan individual como una pieza cerámica hecha a mano. Incluso gemelos idénticos, lo más iguales que puedan llegar a ser dos seres humanos, tienen sus propias huellas dactilares y personalidades distintivas. Eres único. Nunca ha habido y nunca habrá otra persona como tú, con tus talentos y capacidades, tus sueños, tus esperanzas, tus dones. Eres una creación irrepetible del alfarero divino. Valórate a ti mismo como un tesoro.

ALEJO SIGLO V
alejo1.jpg (17228 bytes)Hay santos con cuya vida la tradición teje estupendos relatos para envidia de los escritores, y éste es el caso de san Alejo, cuya historia es como una novela bizantina, con sorpresas, viajes, naufragios, sucesos extremados, estatuas parlantes y una anagnórisis, el reconocimiento final, que no puede ser más novelesco. Y así desde la Edad Media la literatura se ha ocupado complacidamente de este formidable personaje.
Era hijo único de Eufemiano, opulento y caritativo senador de Roma, estaba adornado, dicen, con todas las gracias y virtudes, y el mismo día en que se casa abandona a su dulce esposa y vaga como un peregrino por tierras lejanísimas hasta recalar en Edesa, más allá del Eúfrates, donde vive a la manera de un piadoso mendigo junto a la basílica del apóstol Tomás, pidiendo limosna y repartiéndola entre los demás pobres.
Diversos prodigios señalan su presencia y le sacan del anonimato, tiene que volver a correr mundo y va a parar de nuevo a su ciudad natal, donde su padre, que le ha buscado afanosamente por todas partes, no le reconoce y le da albergue, como a un pordiosero más, en el hueco de la escalera principal del patio de su casa.
Allí - una antigua tradición romana supone que en el Aventino, donde hoy se levanta la iglesia de San Alessio -, ejemplo de paciencia y humildad, ayunó y rezó entre las burlas de la servidumbre durante diecisiete años, al término de los cuales, al morir, se le encontró en la mano una carta dirigida a sus padres y a su esposa declarando al fin quién era.
Otro mendigo por Dios, en medio del esplendor de Roma, al igual que Benito José Labre, pero en su propia casa, irreconocible para los suyos, peregrino en su patria y ciudadano ya del Cielo.

17 DE JULIO
BEATO CESLAUS DE POLONIA 1180-1242
ceslauspolonian.jpg (12999 bytes)En un mundo que parece haber enloquecido, la vida individual parece haberse vuelto menos valiosa. Oímos hablar constantemente de muertes sin sentido, genocidios masivos y guerras carentes de una razón de ser. Cuando oímos hablar de tanta violencia, resulta muy fácil perder sensibilidad frente al dolor de los demás. Resulta muy fácil empezar a plantear principios abstractos acerca de la vida humana y aislarnos del sufrimiento de otra gente con palabras sublimes acerca del humanitarismo.
Para el doctor Albert Schweitzer, uno de los más grandes humanitarios del mundo, una acción así sería un anatema. «El humanitarismo», dice, «consiste en no sacrificar nunca un ser humano por un propósito».
El Beato Ceslaus de Polonia fue a Roma a ser testigo de la consagración de su tío San Jacinto como obispo de Cracovia. Mientras estuvo allí, fue inspirado por Santo Domingo y retomó a Polonia como misionero. El resto de su vida la pasó en actos insuperables de predicación y enseñanza. Sus actos más grandes, sin embargo, tienen que ver con los individuos. Entre otras cosas, se hizo famoso por curar a los enfermos y tullidos.
Cuán fácil es vemos tan obsesionados por salvar el bosque, que olvidamos apreciar los árboles concretos. El Evangelio de Mateo dice que no puede caer un simple gorrión al suelo sin que Dios lo sepa. Si Dios sigue la huella de los gorriones, ¿cuánto más no será valorado cada uno de nosotros?

BEATAS MÁRTIRES DE COMPIEGNE, vírgenes ( + 1794)
martirescompiegne.jpg (23106 bytes)Conocemos a este ramillete de carmelitas contemplativas mártires como las DIECISÉIS CARMELITAS MÁRTIRES DE COMPIEGNE (Francia).Este Monasterio fue fundado el 1641 y pronto comenzó a llamar la atención de todos aquellos alrededores por la observancia regular y almas santas que allí abrazaban la vida carmelita contemplativa siguiendo el ejemplo de su santa Madre Teresa de Jesús. Al estallar la Revolución francesa casi todas las religiosas de la nación se vieron obligadas a abandonar sus hábitos religiosos. Pero las 16 que formaban esta fervorosa comunidad, de común acuerdo, decidieron seguir vestidas con aquel signo de consagración a Dios y de testimonio ante los hombres.
La Madre Priora era la Madre Teresa de San Agustín. Cuando el 1792 los disturbios por las calles aumentaban y amenazaba una hecatombe, todas las religiosas carmelitas de la comunidad, por inspiración de la Madre Priora, se ofrecieron al Señor en holocausto "para aplacar la cólera de Dios y para que la paz divina, traída al mundo por su amado Hijo, fuese devuelta a la Iglesia y al Estado".
Cada día repetían este generoso y heroico acto de consagración al
martirio. El gozo les inundaba por dentro y por fuera. Redoblaron su vida de oración y mortificación.
El día 14 de septiembre de 1792 fueron arrojadas de su Monasterio y
se dividieron en cuatro grupos por distintas casas de Compiegne, pero siempre unidas en la fraternidad y en el género de vida que procuraban llevar como en el convento y bajo la vigilancia solícita y maternal de la Madre Priora, Teresa de San Agustín.
El Comité revolucionario dio con su paradero y a pesar de que sus vidas no tenían trascendencia externa, porque se dedicaban sólo a rezar y a
hacer el bien, nada de política ni otra misión que podía perturbar el orden, las apresó y encerró el día 24 de junio de 1794 en lo que fuera Monasterio de la Visitación, Sainte-Marie, convertido ahora en cárcel.
Desde Compiegne las dieciséis carmelitas fueron conducidas a París a
donde llegaron el día 13 de julio. Fueron encerradas en la cárcel de Conciergerie, que estaba abarrotada de sacerdotes, religiosos y religiosas, condenados a muerte.
La llegada de las carmelitas fue como un maravilloso bálsamo de paz y
alegría ya que ellas, con su ejemplo, serenidad y alegría ponían ánimos en aquellos amedrentados espíritus. Sería largo detallar las maravillas que aquellas valientes carmelitas realizaron durante aquel mes en la cárcel: cantaban, rezaban, ayudaban, vivían alegres y animaban a los más pusilánimes a confiar en el Señor y a prepararse para el holocausto.
Por fin, el 17 de julio, en un juicio en el que demostraron cuánta era
su fe y su heroísmo... fueron condenadas a muerte, a la guillotina, por su "fanatismo", por su amor a Dios y a la Virgen... Mientras eran conducidas a la guillotina iban cantando el Miserere, la Salve, el Te Deum... Y al llegar al pie de la guillotina, una por una renovaba su profesión ante la M. Priora y cantando el Veni Creator... subían a ser decapitadas... La última fue la misma Madre Priora quien tan bien había infundido el amor a Dios y el valor cristiano a todas sus hijas. Era el 17 de julio de 1794. Fueron beatificadas por el Papa San Pío X el 1906. De todos es conocida la obra de Bernanos: Diálogos de Carmelitas...

Otros Santos: Beato Gregorio Escribano, mártir; Generoso, mártir; León IV, papa confesor; Esperado, Narzal, Citino, Veturio, Félix, Acilino, Letancio, Jenara, Generosa, Jacinto, Generoso, Teodota, Vestina, Donata, Segunda, mártires; Ennodio, Teodosio, obispos; Marcelina, virgen.
http://sagradafamilia.devigo.net/santoral/julio/17julio.htm

San Alejo mendigo 17 de julio

Vida y milagros de San Alejo mendigo

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Bella y larga es la historia de este hombre de Dios que, desde la Edad Media, alimenta la fantasía, piedad, sentimientos religiosos y deseos de entrega a Dios por parte de los cristianos. Su figura, que debió ser formidablemente llamativa y ejemplar, viene narrada en el género novelesco, llena de encanto, pródiga en situaciones que mantienen el suspense, con abundancia de escenas que alucinan y toda ella plena de actitud ejemplarizante y moralizadora. En fin, la historia de san Alejo es tan pletórica de imaginación, viveza y adornos que su autor suscita la envidia de los que escriben.

En este estupendo relato, Alejo viene descrito como el hijo único del importante, opulento y caritativo senador de Roma llamado Eufemiano. Huyó de su casa el mismo día de su boda -como otro Abrahán, solitario y eremita - llamado súbitamente a realizar la más alta de las aspiraciones y la renuncia más excelsa por el amor al Reino de Dios. Presentado Alejo por el autor de su biografía novelada como un joven que es el compendio de todas las virtudes y gracias que puede tener un ser humano, deja inconcebiblemente la casa paterna y a su dulce esposa. Quizá sucediera que recordó la exigencia evangélica de posponer todo al Reino de los Cielos y se dispuso a ponerla por obra.

Dice su leyenda o novela que comienza entonces un largo peregrinaje hacia extrañísimas tierras llegando hasta Edesa, pasado el Eufrates. Esta es la ciudad que la incansable viajera y también peregrina Eteria describe como la metrópoli imposible de evitar a todo peregrino que desde occidente llega a visitar, movido por la fe, los lugares santos donde nació, vivió, murió y resucitó el Señor para nuestra salvación. El bullicio, la piedad, el humo y aroma del incienso en la basílica del Apóstol Tomás -el que metió su puño en el costado abierto de Jesús- cuyos restos cercanos son día y noche venerados, la oración privada pública, las continuas idas y venidas de las gentes que besan las estatuas de los santos rebajando las piedras con los labios y las manos, el visiteo a la estatua del rey Abgar a quien Cristo escribió una carta, son el ambiente normal de Edesa a donde ha arribado Alejo. Llegó rico, pero ahora es un mendigo más de los que abundan entre los pórticos y en los ambientes más frecuentados por el hormigueo de la gente. Entre rezo y rezo, contento y alegre, pide limosna y la reparte entre los más pobres. Vive gozoso y sin ataduras, pensando que así lo quiere Jesús. Disfruta con el gozo de sentirse cercano a los restos mortales -reliquias- del discípulo del Señor, entre aquellas piedras que huelen a fe y a santo, participa hondamente en misterios sagrados, entre el bullicio está sumido en contemplación y hace todo el bien que puede a los desafortunados.

Se preocuparon tanto en la casa paterna por la pérdida del hijo y su actitud tan extraña, infrecuente e inesperada que el padre ha enviado a más de cien esclavos para que recorran la tierra, prometiendo llenar de honor y de riqueza a quien lo encuentre. Emisarios por el mundo buscan infatigablemente al hijo del potentado buen padre.

Alejo se ve obligado a abandonar Edesa porque algunos prodigios sucedidos le sacan del anonimato. Llena de accidentes, sorpresas y naufragios está descrita la historia de su nuevo peregrinaje por el mundo huyendo de la notoriedad, hasta que de modo imprevisto se ve de nuevo en Roma donde termina viviendo en la casa de su padre que, aunque continua buscándolo afanosamente en la lejanía, no lo reconoce próximo y cercano; hasta llega a darle albergue, como a un mendigo más, en el hueco de la escalera del patio principal de su casa, por caridad.

Por el espacio de diecisiete años -según dice una antigua tradición romana explicando la historia de la iglesia de san Alessio, situada en el Aventino- vivió allí Alejo, siendo un ejemplo de paciencia, humildad y pobreza; allí supo ayunar y rezar; allí soportó las burlas de la servidumbre; allí quiso permanecer ignorado de sus padres y de su esposa que sólo le saludaban de vez en cuando como a un mendigo desaliñado y pestilente; allí también lo encontraron muerto un día y ¿sabes lo que pasó? En su mano encontraron ese día una carta dirigida a sus padres y a su esposa en la que declaraba quién era y todo su amor.

Alejo quiso ser un mendigo por Dios. No es el único en la historia de los santos; también en Roma Benito José Labre quiso vivir como mendigo por Dios. Pero Alejo lo fue en casa propia e irreconocible para los suyos.

(Fuente: mercaba.org)

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