Amigos que pasan y dejan su huella aqui. Gracias por estar .Paz a tu corazon

Recuerda amigo cuando entras a la Casa de Dios pisas Tierra Sagrada.

La Casa de Dios es el lugar más Santo de todo el universo. Cada vez que entres ,recuerda que allí ,vive Jesús en el Sagrario y te espera con AMOR.

Vístete decorosamente, apaga tu celular y ten fe que todo lo que pidas, si eres respetuoso , piadoso en tus actitudes y posturas en el Templo, sera recibido por el Señor con agrado .

Y tu alma ya no será la misma.

Haz silencio. Busca cerrar tus ojos y quédate quieto. Dios esta en su Casa. El Amor puede hablarte íntimamente .

Mi deseo es que Dios se manifieste en ti.


Cristo Resucito, DIOS VIVE ENTRE NOSOTROS

sábado, 27 de marzo de 2010

La Causa para La Canonización de Padre Pío.

Después de un período de dos reformas la Causa de Padre Pío ha operado, en muchos de los casos, según las reglas que existían cuando ésta comenzó. El siguiente resumen, del libro de Michael Freze, The Making Of Saints (Huntington, IN: OSV Press, 1991), no coincide totalmente con las reglas del año1983 para la Canonización de Santos. Muestra, sin embargo, las etapas importantes por las que cualquier Causa debe pasar.

I. El proceso de documentar la vida y virtudes de Padre Pío comenzaron casi inmediatamente después de su muerte, el 4 de noviembre 1968. Esto era necesario para asegurar que no se perdieran los testimonios más importantes.

II. La comunicación de los resultados de la Congregación de Santos tomó lugar el 16 de febrero de 1973. La Congregación debe examinarlos para hacer una recomendación al Papa con respecto al valor del individuo.

III. Con el nihil obstat ( nada se interpone en el camino) del Santo Padre el Proceso de la Causa para la Canonización del Siervo de Dios Padre Pío de Pietrelcina comenzó el 29 de noviembre 1982. Antes de los cambios de 1983 sólo el Papa podría abrir una Causa, dando un nihil obstat. Bajo las nuevas normas el obispo diocesano del lugar donde la persona falleció puede abrir la Causa, después de consultar con la Santa Sede, que hace su evaluación del registro conocido como una carta en vez del decreto formal.

IV. La próxima primavera, el día 20 de marzo de 1983, el Proceso Canónico Informativo comenzó oficialmente, emprendido por el Arzobispo de Manfredonia, el arzobispo metropolitano del territorio eclesial en la que está situada San Giovanni Rotondo, diócesis de Foggia. Bajo las nuevas normas este Proceso estaría bajo el cuidado del Obispo de Foggia. Su tarea era la de crear un registro, un Acta, sobre la vida y virtudes del Siervo de Dios, basada en evidencias y testimonios. En el caso de Padre Pío, quien vivía una vida pública por un período de más de cincuenta años, estas Actas consistían en varios volúmenes.

V. En la conclusión del Proceso Informativo de 1990 la Causa fue sometida al Departamento Romano llamado la Congregación para las Causas de los Santos. El 7 de diciembre 1990 la Congregación reconoció la validez del Proceso (lo que se había llevado a cabo hasta entonces). Entonces una comisión teológica de la Congregación comenzó su trabajo y preparó un Positio en el que se resume la vida y virtudes del Siervo de Dios. Esta evaluación de la Causa concluyó con un voto positivo por parte de la comisión el 13 de junio 1997, el día de San Antonio. Sus recomendaciones fueron entregadas a los cardenales, arzobispos y obispos asignados por el Santo Padre para votar por los asuntos más importantes presentados para ser juzgados por la Congregación. Fue aprobado en su Sesión Ordinaria el 21 de octubre de 1997.

VI. Luego de la votación a favor por parte de la Congregación y su aceptación, El Papa Juan Pablo II el 18 de diciembre de 1997 aprobó el Decreto de las Virtudes Heroicas del Siervo de Dios Padre Pío de Pietrelcina. Por medio de este decreto el Padre Pío fue declarado un Venerable Siervo de Dios o simplemente Venerable.

VII. El paso final antes de la beatificación es la aprobación de un milagro, evidencia del poder de intercesión del Siervo de Dios y por tanto su unión después de la muerte con Dios. Aquellas personas que proponen un milagro lo deben hacer en la diócesis donde este ocurrió, no en la diócesis de la Causa. Esta diócesis conduce su propio Tribunal, científico y teológico, para determinar si se puede decir que en verdad el milagro ocurrió. Esto es posteriormente presentado ante la Congregación para su evaluación. El 21 de diciembre de 1998, el Papa Juan Pablo II aprobó un milagro atribuido al Venerable Siervo de Dios, el Padre Pío de Pietrelcina. Esta es la base, junto con el Decreto de las Virtudes Heroicas, por medio de la cual se efectúa la beatificación el domingo, 2 de Mayo de 1999.

Qué significa ser beato. Hasta el día de la beatificación de un Servidor de Dios los católicos deben observar las estrictas reglas del non-cultus, es decir, que se puede rezar a este individuo que creemos que está en los cielos y venerarle de una forma privada, no pública. Por ende, la regla por la cual la Causa del Padre Pío ha sido tan insistente- de ninguna exposición de sus retratos en lugares de adoración, ningún himno para él y ninguna oración pública rezada a él- está de acuerdo con las normas estrictas de la Iglesia en cuanto a estas cuestiones. Es más, la presencia del cultus antes de la aprobación por parte de la Iglesia puede terminar la candidatura de un Siervo de Dios.

Con la Beatificación un cierto número de marcas de veneración pueden darse a una persona. La más importante es la de un día festivo, con su Misa y oficio (Liturgia de la Horas), puede ser otorgada a una diócesis en particular y a órdenes y congregaciones religiosas. Por ejemplo, Beata Takeri Tekawitha, el Lirio de los Mohawks, es celebrada en los almanaques litúrgicos de los Estados Unidos y Canadá. En los Estados Unidos y Méjico hay un día festivo para el Beato Juan Diego, el vidente de Guadalupe. Por analogía, este privilegio es algo parecido a la práctica de la canonización episcopal en las edades tempranas de la historia de la Iglesia, con la excepción de que un obispo manifiesta a Roma el deseo de su feligresía a venerar a un Beato y Roma accede a tal veneración local. En el caso de Padre Pío lo más seguro es que los Capuchinos Franciscanos, una o más diócesis italianas, y aún países enteros, pedirán a la Santa Sede para añadir su día festivo a los almanaques particulares. Como murió el 23 de septiembre, es probable que esta fecha sea la asignada a él, ya que no presenta conflicto con el calendario universal de la Iglesia.

Con la beatificación vendrá el derecho restringido a venerar las reliquias de Padre Pío, a rezarle públicamente y para honrar sus imágenes en lugares de adoración. Esta veneración es restringida ya que es la veneración de una parte de la Iglesia solamente y no de toda, ya carece de la resolución de la canonización.

En el confesionario. Padre Pio

Quien participaba en la celebración eucarística del Padre Pío, no podía quedar tranquilo en su pecado. La Santa Misa elevaba a todos los presentes en el ministerio de Dios, que no dejaba en paz a quien vivía lejos de Él.
Después de la Santa Misa, el Padre Pío se sentaba en el confesionario para administrar la misericordia de Dios a los arrepentidos.

Empezaba con los hombres hasta las nueve; de nuevo a las once y media, confesaba a las mujeres. En la tarde estaba a disposición de todos, pero dando la preferencia a los hombres, porque decía: "son los que más lo necesitan".

Hay muchas anécdotas sobre el ministerio que el padre Pío representaba en el confesionario. He aquí unos pocos:

Siendo muchos los que querían confesarse con el Padre Pío, sé penso en poner orden hasta donde fuera posible.

En honor a este orden, algunos para confesarse debían esperar su turno hasta tres o cuatro horas.

Muchos, de los más empedernidos, iban a San Giovanni Rotondo, no para confesarse, sino por curiosidad o para reírse.


Una trampa

Una señora estaba angustiada porque el marido no quería confesarse. En ocasión de su onomástico, le pidió al marido un regalo.

"¡Lo que quieras!" Le contestó éste.

"¡ Acompáñame a San Giovanni Rotondo!"

Se puso rabioso.

"¡ Esto es una trampa! ¡Esto no es honesto!"

"¿Por qué no es honesto? ¿No me prometiste darme lo que yo quisiera?"

La acompañó a regañadientes y estando siempre de mal humor. Llegando por la tarde a San Giovanni Rotondo, lo primero que le dijo fue: "¡Mañana mismo nos regresamos en el primer tren!"

"¡Está bien!" le contestó la señora.

Durante toda la noche no pudieron dormir. A las dos de la madrugada todo el mundo se levantó para asegurarse un lugar en la Misa de las siete.

Se levantaron también ellos. Pero el marido, siempre de mal humor, dijo a la señora:
"Si quieres, que te acompañe, déjame en paz y no pidas que me confiese".

Durante la misa le tocó un lugar bastante cerca del padre Pío. La señora rezaba por la conversión de su esposo. Terminada la celebración, el primero en seguir al Padre Pío rumbo a la sacristía para la confesión, fue exactamente este señor. Después de un rato regresó donde estaba su esposa, y, con un rostro lleno de luz y alegría exclamó:

"¡Hecho! ¡Ya me confesé!"

"¡Que hombre es este Padre Pío! ¡Me detuvo y me puso como nuevo!"

"¿Cómo no confesarse después de una misa como ésta?"

Luego, echando el brazo al cuello de su Señora, le dijo: "¡No conviene que nos vayamos pronto! ¡Quedémonos una semana!"


¡Vete, vete de aquí!

Mientras estos esposos gozan la gracia de Dios, en la sacristía, donde el Padre Pío esta confesando, se oye el golpe violento de la ventanilla del confesionario.

Sale una muchacha llena de lágrimas, que dá la vuelta y va enfrente del Padre para suplicarle que la confiese.

Padre Pío"¡Vete, vete de aquí!" le dice el Padre Pío en tono enérgico. "¡No tengo tiempo para ti!"
Ella continua sollozando como si el corazón le estuviera estallando.

Nadie se mueve. Se crea un profundo silencio, y los ojos de todos están sobre la muchacha. El Padre Pío continua confesando tranquilamente.
Se le acerca otro padre que esta encargado del orden y le dice: "Tranquilízate. No tengas miedo".

Se la lleva luego un poco lejos del confesionario y dialoga con ella. Al fin la muchacha se retira confortada, besándole la mano.

Una persona se le acerca a este religioso y le pregunta:

- "¿Por qué el Padre Pío es tan duro con ciertos penitentes?"

- "El Padre Pío", contesta el padre, "lee las consciencias y recibe a los que no están bien dispuestos".

- "¿Y si estos no regresan?"

"¡Pierda cuidado! el Padre Pío no las rechazaría si no supiera que regresarían. Para lavar un corazón es necesario una lluvia de lágrimas.
Un buen medico no titubea en usar el bisturí".

"Entonces….esta muchacha…"

"¡No se preocupe! Ella vino, quizás por curiosidad, Muchas mujeres vienen por curiosidad. El Padre Pío lo intuye. No quiere que se confiesen para verlo. ¡Esa no es una confesión! Dentro de dos o tres días esta muchacha regresara preparada. ¿Cree usted que el Padre Pío no haya ya orado por ella? Pero es necesario esperar que la gracia actúe".


Te veo muerto

Otro día, un comerciante de la ciudad de Pisa llega a San Giovanni Rotondo a pedir al Padre Pío la sanación de una hija que estaba muy enferma.

Cuando estuvo frente al padre, este lo miro y le dijo: "Tú estas mucho más enfermo que tu hija. Yo te veo muerto"

"¿Que dice, Padre? ¡Yo estoy muy bien!"

"¡Miserable!" Le grita el Padre Pío. "¡Infeliz! ¿Cómo puedes estar bien con tantos pecados en la conciencia? Estoy viendo por lo menos treinta y dos!"
El hombre se sorprendió mucho, y terminó arrodillándose para confesarse.
Terminada la confesión, el comerciante de Pisa decía a todos: "El sabía todo y me ha dicho todo"


Un criminal

En otra ocasión un hombre, relacionado con una organización criminal, había decidido matar a su esposa. Para hacer creer que se trataba de un suicidio, penso acompañarla a San Giovanni Rotondo, simulando amor y fe. Era un ateo, que no creía ni en Dios ni en el diablo. Aprovechando el viaje, entro en la sacristía donde confesaba el Padre Pío para, observar este "típico fenómeno de histerismo".

Apenas el Padre Pío lo ve, se le acerca, lo coge del brazo y le grita: "¡Fuera, fuera, fuera! ¿No sabes que té esta prohibido mancharte las manos con sangre? ¡Vete!"

Todos los presentes quedaron aturdidos. Enloquecido, el pobre infeliz huyó, como si le hubiera caído fuego encima.

"¿Que pasó en la noche?" Solo Dios lo sabe y el Padre Pío. A la mañana siguiente el hombre estaba a los pies del Padre Pío, que lo acogió con amor, lo confesó, le dió la absolución y luego le abrazó tiernamente. Antes de que se retirara le dijo: "Tu siempre has deseado tener hijos, ¿no es verdad?

El hombre lo miró sorprendido, y luego le contestó: "Sí y mucho".

"Bien, ahora no ofendas más al Señor y tendrás un hijo".

Un año después, retornaron los dos esposos para que les bautizara al hijo.


¡Me ha dicho todo!

Un día un hombre salió de la iglesia, después de haberse confesado con el Padre Pío, y se puso a gritar loco de alegría, a todas las personas que se le acercaban: "Hacía 35 años que no entraba en una iglesia. Si, 35 años que no quería saber nada ni de Dios ni de la Virgen no de los santos. ¡Llevaba una vida de infierno! Un día una persona me dijo: "¡Vaya a San Giovanni Rotondo!" Solté la carcajada y contesté: "Si usted cree que ese padre me va a convencer está muy equivocada!.

Pero esta idea no me dejó en paz. Era como una perforadora que excavaba dentro de mí, finalmente no pudiendo mas, me dije: "¿Por qué no ir? Así acabaré con esta obsesión".

Llegué anoche. No había lugar para uno como yo, acostumbrado a las comodidades. Pasé la noche pensando en mis pecados y sudando abundantemente. A las dos de la madrugada, se oyeron varios despertadores. Me levanté con todos los demás, pero blasfemando contra todos. No obstante, me dirigí a la iglesia. No entendía lo que me sucedía por dentro. Esperé como los demás y entré como los demás. Asistí a la Misa del Padre Pío. ¡Qué Misa! Me mordía los labios, me defendía…pero no tenía nada que hacer, comenzaba a perder terreno. La cabeza me estaba explotando. Después de la misa seguí a los hombres que iban a la sacristía como un autómata. Al entrar, el Padre Pío vino a mi encuentro y me dijo: ¿No sientes en la cabeza la mano de Dios? Yo contesté: "Confiéseme, padre"

Apenas me había arrodillado, sentí la cabeza vacía como una olla. Me era imposible recordar mis pecados. El padre esperó un poco y luego me dijo: "Animo, hijo, ¿no me dijiste todo durante la Misa? ¡Animo! ¡Y me dijo todos mis pecados! Yo le contestaba solamente "Sí". "¡Ahora me siento limpio como un niño! ¡Ahora me siento feliz!"

El misticismo de Padre Pío






Padre Pío jovenEl período purgativo de la vida de Padre Pío se puede asignar tentativamente al comienzo de su vida religiosa cuando él recibe los hábitos de novicio en 1903. Es evidente que externamente este es un tiempo de prueba durante el cual la comunidad religiosa determina la preparación y aptitud del novicio quién, al mismo tiempo, hace un serio juicio de la vida a la cual él cree estar llamado. En otra forma, el camino purgativo requiere de la máxima generosidad por parte del novicio y en el caso de los santos es común que durante este tiempo dicha generosidad exceda las barreras de la moderación. Este es el tiempo en el que sucede un despego del pecado y se rompe toda relación con las criaturas del mundo para vivir solo para Dios.

Sabemos que aquellos sacrificios como el ayuno, las vigilias, la soledad y varias otras mortificaciones, formaron una parte importante en el desarrollo espiritual del padre Pío durante esta etapa. Estas acciones lo fortalecieron en virtud y libraron su espíritu de todo egoísmo. El ideal Franciscano es severo ante el hombre que quiere lograr una unión con Dios: todo deseo natural, hasta el mínimo movimiento debe ser suprimido.

Cierto incidente remarca la generosidad del Padre Pío en esta etapa en el que muestra el espíritu de abandono con el que entró en su nueva vida. Aunque nunca fue muy robusto, la salud del joven novicio fue afectada debido a las severas mortificaciones a las que él se sujetaba. Tanto así, que sus padres, al visitarlo a finales de este año de noviciado, estaban tan impresionados con su apariencia tan demacrada que pensaron que estaba enfermo. Otro incidente en Venafro nos dá una idea de su progreso. Está escrito que una vez vivó por 21 días sin ningún tipo de nutrición, dependiendo solamente de la Sagrada Eucaristía como alimento. Es sumamente interesante observar que en los años posteriores, Padre Pío nunca dejó de ser tan riguroso como en esos primeros días. Al contrario, su rigurosidad aumentó y era visto como algo milagroso el hecho que un hombre sobreviviera con tan poco alimento y tan poco descanso.

Mirando hacia arribaLuego de la etapa de purgación de los sentidos y con su alma fortalecida por la gracia, nuevas pruebas de una naturaleza más pasiva siguieron tanteando al joven Fra’ Pío. Se sabe muy bien que durante esta etapa Fra' Pío sufre de enfermedades extrañas, la misteriosa hipertermia (temperaturas altas) que subían y bajaban con alarmante rapidez, también su frágil salud con el peligro siempre presente de la tuberculosis, significaba frecuentes regresos a su casa en Pietrelcina para descansar. Fue en uno de estos regresos a casa cuando el Padre Pío recibió sus primeros estigmas.

Además de sus enfermedades y sus sufrimientos físicos, otras tribulaciones de mayor tormento debieron ser sobrepasadas por el místico. San Juan de la Cruz describe estas tribulaciones con la imagen de:"noche". Después que los sentidos se purifican por medio de "la noche de los sentidos", después de un tiempo el místico entra en la más difícil de la pruebas: "la noche del espíritu". No se puede decir cuánto dura esta etapa, pero directores espirituales señalan que mientras más grande sea la mision de la persona y más profunda la unión y contemplación a la cual él está llamado, más profundos y duraderos serán sus sufrimientos.Rezando en el coro

En la noche del espíritu es Dios mismo quien abruma el alma para renovarla a la imagen y semejanza de Su Hijo; El permite que todo tipo de maldades ataquen al místico para que el hombre se sienta completamente abandonado, alejado de Dios, víctima del demonio, y sujeto a toda clase de tentación y amargura. "Esto no debe sorprendernos", dice San Juan de la Cruz, considerando el gran grado de contemplación a la cual el místico es llamado.

Podemos de esta manera tener una leve idea de lo que Dios estaba haciendo en las profundidades de alma del Padre Pío por los escritos de esta época: "Qué difícil es, Padre el camino de perfección Cristiana para un alma tan mal dispuesta como la mía. Mi vileza me hace temeroso en cada paso que doy" (4.7.1915). En esta etapa del alma, Dios suele alejar su presencia por largos períodos y el que sufre puede sentirse perdido: "La paz se ha desvanecido por completo de mi alma. Me he vuelto completamente ciego. Me encuentro sumergido en una noche profunda y no importa cuánto busco, no encuentro la luz. ¿Cómo, entonces, puedo caminar hacia el Señor?..El, con todo el derecho, me ha lanzado entre los perennemente muertos a quienes El no recuerda más" (8.3.1916).

Dios permite, para el bien de su servidor, horribles tentaciones en contra de la fe, hasta el punto en que el alma parece ya no creer: "Padre mío, que difícil es creer"; y en contra de la esperanza: " Me veo a mí mismo completamente rechazado por Dios." (8.3.1916). A estos se le añaden otras tribulaciones de aridez y desolación por medio de las cuales el místico entra más profundamente en el conocimiento de su propia desdicha ante Dios y al final se siente abandonado por todo. Dios también le dá al diablo rienda suelta para atacar el alma con todo tipo de tentaciones diabólicas e ilusiones; de hecho, el místico se ve tan abandonado por Dios, que se pregunta si todo no es simplemente obra de Satanás.

Padre Pío le escribe a su director: " si usted cree que yo soy víctima de esa cosa horrible (el demonio), le suplico, Padre, por amor a Jesús, sea bueno y me ilumine" (7.4.1915). Aunque los sufrimientos son tan dolorosos que la muerte sería un alivio,: " Pido por la muerte como un alivio por mis aflicciones… ya que no puedo más", Dios de vez en cuando, deja que su luz ilumine el alma, apretándola con un abrazo de inmensa ternura dejándole saber que no está perdida: "Solo Su bondad ha llenado mi alma de tantas bendiciones. El nunca me pierde de vista. Me sigue a todas partes: revive mi alma tan envenenada por el pecado, destruye en mí la densa nube que me envuelve" (9.9.1912).

Y así el trabajo continúa. El Señor en su amor infinito desea darse a Sí mismo, pero antes, el tabernáculo en el que Él habitará de manera tan sublime debe santificarse. Origen ha descrito muy bien ésta etapa como el "41 invierno del alma", el tiempo de la aridez, desolación y aparente incapacidad de amar a Dios. Pero esta luz que ha parecido al alma "noche", es de hecho, la intensidad del fuego incandescente de Dios, iluminando y deslumbrando el alma con la majestuosidad de Su divino resplandor. La naturaleza humana debe ser primero desvestida de todo lo mundano para ser revestida de los atuendos celestiales de la gracia contemplativa.

El místico ahora entiende que tan necesaria era esta preparación, ya que nadie se atreve a vivir en la Presencia Divina sin antes pasar por el crisol de la tribulación. El mismo Señor, en su ansioso deseo de enriquecer más el alma, es el escultor que cincela y esculpe, refinando su obra maestra del crudo bloque de la naturaleza humana. Y cuando el místico finalmente sale a la clara luz, una vez más, él sabe con seguridad que todo fue obra de Dios; él también sabe, que aunque pareciera que Dios lo rechazaba Él estaba de hecho presente todo el tiempo en las profundidades del alma, preparándola para recibir aún mayores gracias (Tanquery). En la cúspide de estas tribulaciones ¿no es correcto el pensar que, en esta alta etapa de la vida del místico, la unión o matrimonio místico como se le llama comúnmente, fue consumado entre el Padre Pío y El Señor en ese día de 1918 cuando las llagas de Nuestro Señor fueron encarnadas en el cuerpo del primer sacerdote escogido para este privilegio?

[From: The Spirituality of Padre Pio, Augustine Mc Gregor, O.C.S.O., edited by Fr. Alessio Parente, OFM Cap. (San Giovanni Rotondo: Edizioni "Padre Pio of Pietrelcina" of Our Lady of Grace Monastery, 71013 San Giovanni Rotondo, FG, Italy, 1974).]

viernes, 26 de marzo de 2010

«A la tarde te examinarán en el amor»

¿Me amas?

La pregunta más importante de nuestra vida cristiana.

Cuando conocemos al Señor, nos preguntamos, ¿Qué quieres que haga por ti? Es importante, pero no la más importante.

La pregunta que Dios nos hace es la que le hizo a Pedro, representante de los discípulos ¿Me amas?

¿Qué clase de amor tenemos a Jesús?

Un amor que espera recibir algo a cambio, una mano que se extiende para recibir. Que ama porque se siente atraído por el objeto amado, comprueba que un objeto “merece” ser amado y lo ama por eso.

O,

Un amor desinteresado, la mano que se extiende para dar, sin esperar nada a cambio. Es el tipo de amor que tiene y envía Dios.

“….para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos” (Mat 5,45).

Es el amor que tuvo Jesús por nosotros, que le llevó a entregarse por amor.

Y andad en amor, como también Cristo nos amó y seentregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante (Ef 5,2).

Los discípulos al principio seguían a Jesús con propósitos interesados.

Entonces, respondiendo Pedro, le dijo: --Nosotros lo hemosdejadotodo y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? (Mat 19,27).

A partir de la confesión de Pedro, el amor de los doce hacia Jesús cambió y se hizo desinteresado.
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce:
—¿Queréis acaso iros también vosotros?
Le respondió Simón Pedro:
—Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Y Pablo fue el que mejor lo expresó.

El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron (2 Cor 5,14).

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo(Flp 3,7-8).

Al final los discípulos “se enamoraron de Jesús” y estuvieron dispuestos a “entregarse” a Dios y al prójimo con un amor desinteresado siguiendo el ejemplo de su Maestro.

La motivación de nuestra vida cristiana en definitiva debe ser el amor, el enamoramiento, y es en definitiva lo que nos va a pedir Jesús. Recuérdese lo que tiene Jesús en contra de la iglesia en Efeso, en Apocalipsis: “Has dejado tu primer amor”

El primer mandamiento- según Deuteronomio y ratificado por Jesús- es amar a Dios “con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu fuerza” (Dt 6,5; Mt 22,37)

Tomás de Aquino explicaba estos textos: “Amarle con todo tu corazón supone que todas nuestras intenciones estén orientadas hacia Él; amarle con toda tu mente significa que toda nuestra inteligencia se someta a la suya; amarle con toda tu fuerza quiere decir que toda nuestra acción interior obedezca a su voluntad”

“El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (1 Jn 4,8).

Bernardo de Claraval decía que “la medida del amor de Dios es amarlo sin medida”.

El amor del hombre a Dios será tanto más puro cuánto más desinteresado sea. ¡Cuántas veces hemos utilizado a Dios para tratar de conseguir nuestros objetivos¡ y no sólo materiales.

Este desinterés lo expresa de manera maravilloso el soneto atribuido a algún jesuita anónimo a finales del s. XVI o a principios del XVII:

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

(Anónimo, S. XVI-XVI)I

Amar a Dios por sí mismo, por lo que Él es, eso es amor extático, o amarle por lo que ha hecho por nosotros, eso es amor agradecido.

Los místicos españoles especialmente los del S. XVI tienen mucho que enseñarnos acerca del amor a Dios, se puede decir, que exploraron los límites del amor divino y humano y profundizaron en su búsqueda, escuchemos lo que nos dijeron.

Comenzaremos con Santa Teresa de Jesús (1515-1582)

La base de la espiritualidad de Santa Teresa es el amor a Dios y al prójimo. La oración como síntesis de comunión con Dios es “amistad con Dios”

Pero, ¿cómo define Santa Teresa esta “amistad con Dios”, y que características ha de tener?

Lo explica en el “Libro de su Vida” cap. 8

“Espero yo que en la misericordia de Dios, que nadie le tomó por amigo, que no se lo pagase; porque no es otra cosa Oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama. Y si vos aun no le amáis; porque para ser verdadero el amor, y que dure la amistad, hanse de encontrar las condiciones, y la del Señor, ya se sabe que no puede tener falta; la nuestra es ser viciosa, sensual, ingrata; y así no podéis acabar con Dios de amarle tanto, porque no es vuestra condición; pero viendo lo mucho que os va en tener su amistad, y lo mucho que os ama, pasad por esta pena, de estar mucho con quien es tan diferente de vos. ¡Oh bondad infinita de mi Dios, que parece que os veo, y me veo de esta suerte! ¡Oh regalo de los ángeles, que toda me querría, cuando esto veo, deshacer en amaros….

Este amor lo expresa en este soneto:
Si el amor que me tenéis,
Dios mío es como el que os tengo;
Decidme en que me detengo,
O Vos en que os detenéis.

—Alma, ¿qué quieres de Mí?
— Dios mío, no más que verte.
—¿Y qué temes más de ti?
—Lo que más temo es perderte.

Un amor que ocupe os pido,
Dios mío, mi alma os tenga,
Para hacer un dulce nido
Adonde más le convenga

Un alma en Dios escondida,
¿qué tiene que desear,
Sino amar y más amar,
Y, en amor toda encendida,
Tornarte de nuevo amar?

Para ella la amistad con Dios lleva al enamoramiento y al matrimonio con Dios, de esto tratan “Las Moradas”libro que escribió para describir su andadura espiritual y para que sirviese de modelo de introspección, espiritual, que influyó en el mismo Sigmund Freud.

En Las Moradas Santa Teresa explica como partiendo de la realidad de la gracia y del amor, que hacen que el alma sea agradable a Dios. Las moradas se van haciendo a base de amor, vendrían a ser los diversos grados de amor del alma ya que:

“el aprovechamiento del alma no está en pensar mucho, sino en amar mucho” (F 5,2) “para subir a las moradas que deseamos, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho” (4M 1,7)

Las moradas son 7:

Las Primeras son el propio conocimiento y el ejercicio de la humildad. Las moradas Cuartas la oración de quietud. Las Quintas la oración de unión, las Sextas el desposorio espiritual y las Séptimas el matrimonio espiritual.

Esto de los grados del amor ya lo describió el místico sufí Abenarabi nacido en Murcia en 1164 que dividía el amor en: divino, espiritual y natural.

San Juan de la Cruz (1542-1591) probablemente teniendo en mente el escrito de Santa Teresa comenta un verso de su poema llama de amor viva: “de mi alma el más profundo centro” y dice:

“Es pues de notar que el amor es la inclinación del alma y la fuerza y virtud que tiene para ir a Dios, porque mediante el amor se une el alma con Dios; y así cuantos más grados de amor tuviere, tanto más profundamente entra en Dios y se concentra con El.De donde podemos decir, que cuantos grados de amor de Dios el alma puede tener, tantos centros en Dios, uno más adentro que otro, porque el amor más fuerte es unitivo. Y de esta manera podemos entender las muchas mansiones que dijo el Hijo de Dios haber en la casa de su Padre (Jn 14,2).

El verso dice así:
¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
color y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!

Este poema probablemente está inspirado en la visión que tuvo Santa Teresa y que describe en sus memorias.

«Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal... No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrasan... Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo de a gustar a quien pensare que miento... Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado».

(Vida de Santa Teresa, cap. XXIX.)

Al escuchar un cantar, “Véante mis ojos” experimentó un éxtasis: escribió en el Libro de su Vida:

«creciendo en mí un amor tan grande de Dios, que no sabía quién me lo ponía, porque era muy sobrenatural, ni yo le procuraba. Veíame morir con deseo de ver a Dios y no sabía a dónde había de buscar esa vida si no era con la muerte. Dábanme unos ímpetus grandes de este amor que yo no sabía qué me hacer; porque nada me satisfacía ni cabía en mí, sino que verdaderamente me parecía se me arrancaba el alma…»

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero,

Aquesta divina unión
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo
y libre mi corazón:
Y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué larga es esta vida!,
¡qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros,
en que el alma está metida!.
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte:
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
Venga el morir muy ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva.
Muerte no me seas esquiva;
Viva muriendo primero
Que muero porque no muero.

El “morir porque no muere” de Santa Teresa en este poema no se refiere exclusivamente al deseo de la vida más allá de la muerte, sino al “desprendimiento en relación al mantenimiento de la vida… ya que la vida divina exige que muera aquel que quiere encontrarla” (George Bataille)

El amor a Dios incluye el amor al prójimo, ya que el amor a Dios “hace sitio” al amor a los hombres, “el amor a Dios es “más ensanchador que ocupador” Vicente de Paul.

La misma Santa Teresa advierte de un falso amor a Dios que excluye del amor a sus criaturas:

«Cuando veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen muy encapotadas cuando están en ella (que parecen que no osan bullir ni menear el pensamiento, porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido), háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión. Y piensan que allí está todo el negocio. Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella». Morada quinta (3,11).

La vida cristiana es edificada sobre dos pilares gemelos: el amor a Dios y el amor al prójimo.

“A la tarde te examinarán en el Amor”.

(S. Juan de La Cruz

por Raúl García Pérez

miércoles, 24 de marzo de 2010

Aumentan los bautizados a la fe catolica en el mundo

Su Santidad pide a la mujer colaborar en la Iglesia

Niños cristianos martires San Simeon de Trento y San Guillermo de Norwich24 de Marzo

Alban Butler señala dos casos de sacrificio ritual de niños, realizados por los judíos. De acuerdo de un testimonio obtenido en Trento, poco despúes de la tragedia, un médico judío atrajo con halagos y secuestró a un niñito cristianos de dos años y medio de edad con miras a la celebración de la Pascua judía. Despúes de crucificar al niño y extraerle la sangre, los oficiales de la sinagoga ocultaron su cuerpo por algún tiempo y, después lo arrojaron al canal.

EL crimen fue descubierto; y los sospechosos, sujetos a tortura, admitieron su culpa. Horribles castigos se les infligieron una vez confesos, mientras que por otra parte, se obraban milagros a profusión junto a la tumba del niño martirizado.

En el caso de Guilleromo de Norwich, que ocurrió más de 300 años antes, la víctima tenía doce años. Aquí también se relata que el niño fue atraido con halagos, amordazado, atado y crucificado. El cuerpo fue llevado en un saco por dos judíos al bosque de Mosehold, con el propósito de incinerarlo allí pero habiendo sido sorprendidos antes de terminar su tarea, dejaron el cuerpo colgado de un árbol.

Aunque Butler acepta la creencia de que varios niños fueron sacrificados por los judíos por odios a la fe cristiana, añade sin embargo, que "algunos autores calumnian notoriamente, llevados por estos ejemplos extraordianrios, cuando tratan de generalizar que ésta haya sido una costumbre de esa gente, ya que muchos de ellos eran unos pobres dementes o simplemente fanáticos con una gran sed de venganza".

martes, 23 de marzo de 2010

INDULGENCIAS CON OCASIÓN DEL AÑO SACERDOTAL

Como se anunció, el Papa Benedicto XVI decidió convocar un Año sacerdotal especial con ocasión del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, cura de Ars, modelo luminoso de pastor, entregado completamente al servicio del pueblo de Dios. Durante este Año sacerdotal, que comenzará el 19 de junio de 2009 y se concluirá el 19 de junio de 2010, se concede el don de indulgencias especiales, de acuerdo con lo que se especifica en el siguiente Decreto de la Penitenciaría apostólica.

DECRETO

Se enriquecen con el don de sagradas indulgencias algunas prácticas de piedad que se realicen durante el Año sacerdotal convocado en honor de san Juan María Vianney.

Ya se acerca el día en que se conmemorará el 150° aniversario de la piadosa muerte de san Juan María Vianney, cura de Ars, que aquí en la tierra fue un admirable modelo de auténtico pastor al servicio de la grey de Cristo.

Dado que su ejemplo ha impulsado a los fieles, y principalmente a los sacerdotes, a imitar sus virtudes, el Sumo Pontífice Benedicto XVI ha establecido que, con esta ocasión, desde el 19 de junio de 2009 hasta el 19 de junio de 2010 se celebre en toda la Iglesia un Año sacerdotal especial, durante el cual los sacerdotes se fortalezcan cada vez más en la fidelidad a Cristo con piadosas meditaciones, prácticas de piedad y otras obras oportunas.

Este tiempo sagrado comenzará con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, Jornada de santificación de los sacerdotes, cuando el Sumo Pontífice celebre las Vísperas ante las sagradas reliquias de san Juan María Vianney, traídas a Roma por el obispo de Belley-Ars. Benedicto XVI concluirá el Año sacerdotal en la plaza de San Pedro, en presencia de sacerdotes procedentes de todo el mundo, que renovarán su fidelidad a Cristo y su vínculo de fraternidad.

Esfuércense los sacerdotes, con oraciones y obras buenas, por obtener de Cristo, sumo y eterno Sacerdote, la gracia de brillar por la fe, la esperanza y la caridad, y otras virtudes, y muestren con su estilo de vida, pero también con su aspecto exterior, que están plenamente entregados al bien espiritual del pueblo, que es lo que la Iglesia siempre ha buscado por encima de cualquier otra cosa.

Para conseguir mejor este fin, ayudará en gran medida el don de las sagradas indulgencias que la Penitenciaría apostólica, con este Decreto, promulgado de acuerdo con la voluntad del Sumo Pontífice, otorga benignamente durante el Año sacerdotal.

A. A los sacerdotes realmente arrepentidos, que cualquier día recen con devoción al menos las Laudes matutinas o las Vísperas ante el Santísimo Sacramento, expuesto a la adoración pública o reservado en el sagrario, y, a ejemplo de san Juan María Vianney, se ofrezcan con espíritu dispuesto y generoso a la celebración de los sacramentos, sobre todo al de la Penitencia, se les imparte misericordiosamente en Dios la indulgencia plenaria, que podrán aplicar también a los presbíteros difuntos como sufragio si, de acuerdo con las normas vigentes, se acercan a la confesión sacramental y al banquete eucarístico, y oran según las intenciones del Sumo Pontífice.

A los sacerdotes se les concede, además, la indulgencia parcial, también aplicable a los presbíteros difuntos, cada vez que recen con devoción oraciones aprobadas, para llevar una vida santa y cumplir santamente las tareas a ellos encomendadas.

B. A todos los fieles realmente arrepentidos que, en una iglesia u oratorio, asistan con devoción al sacrificio divino de la misa y ofrezcan por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, y cualquier obra buena realizada ese día, para que los santifique y los modele según su Corazón, se les concede la indulgencia plenaria, a condición de que hayan expiado sus pecados con la penitencia sacramental y hayan elevado oraciones según la intención del Sumo Pontífice: en los días en que se abre y se clausura el Año sacerdotal, en el día del 150° aniversario de la piadosa muerte de san Juan María Vianney, en el primer jueves de mes o en cualquier otro día establecido por los Ordinarios de los lugares para utilidad de los fieles.

Será muy conveniente que, en las iglesias catedrales y parroquiales, sean los mismos sacerdotes encargados del cuidado pastoral quienes dirijan públicamente estas prácticas de piedad, celebren la santa misa y confiesen a los fieles.

También se concederá la indulgencia plenaria a los ancianos, a los enfermos y a todos aquellos que por motivos legítimos no puedan salir de casa, si con el espíritu desprendido de cualquier pecado y con la intención de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres acostumbradas condiciones, en su casa o donde se encuentren a causa de su impedimento, en los días antes determinados rezan oraciones por la santificación de los sacerdotes, y ofrecen con confianza a Dios, por medio de María, Reina de los Apóstoles, sus enfermedades y las molestias de su vida.

Por último, se concede la indulgencia parcial a todos los fieles cada vez que recen con devoción en honor del Sagrado Corazón de Jesús cinco padrenuestros, avemarías y glorias, u otra oración aprobada específicamente, para que los sacerdotes se conserven en pureza y santidad de vida.
Este Decreto tiene vigor a lo largo de todo el Año sacerdotal. No obstante cualquier disposición contraria.

Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 25 de abril, fiesta de San Marcos evangelista, año de la encarnación del Señor 2009.

Cardenal James Francis Stafford
Penitenciario mayor

Gianfranco Girotti, o.f.m.conv.
Obispo titular de Meta, Regente
Que la vida del hombre sobre la tierra es milicia, lo dijo Job hace muchos siglos.

—Todavía hay comodones que no se han enterado.
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viernes, 19 de marzo de 2010

Los santos y San Jose



San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada. Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".
San Bernardino de Siena "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.

Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX.

El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.
Santa Teresa de Jesús "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."

"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.
En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429). Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.

Te honramos glorioso San Jose.Patrón de la Iglesia Universal ruega por nosotros. 19 de marzo.



ESPOSO DE MARÍA Y A QUIÉN
JESÚS LLAMABA "PADRE"
Modelo de padre y esposo,
Patrón de la Iglesia Universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.
A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.

Nuestro Señor fue llamado "hijo de José"
(Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55)
No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!

San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.

Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación.

San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli. Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.
Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.

Si el matrimonio de San José con La Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José. Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.

Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero... ejemplo para todos nosotros.

La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.
Amor virginal

Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años.
Estas historias no tienen validez y San Jerónimo las llama "sueños".
Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio.

Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios.
San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús. La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.
El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).
Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:

"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).
Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).
En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice:

"Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".

(Lucas 2:33).
En Belén tuvo que sufrir con La Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2:13. San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.
San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto.

Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.
Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.

Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51). San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo. Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.
Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.

Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y la Venerable Bede dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas.
La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José. Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.
San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada. Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".
San Bernardino de Siena "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.

Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX.

El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.
Santa Teresa de Jesús "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."

"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.
En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429). Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.
San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar:
"¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?"
José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.
San José, para pedirle protección

San José, elegido por Dios para ser en esta tierra el casto esposo de María y el padre de Jesús, intercede por nosotros que nos dirigimos a ti. Tu que fuiste el fiel custodio de la Sagrada Familia, bendice y protege a las familias de este mundo. Tú, que fuiste maestro de laboriosidad, intercede en favor de todos aquellos que trabajan. Tú, que tantas veces sufriste en tu vida la prueba, ayuda a los que sufren.
San José, patrón de los trabajadores.
(Oración del Papa Juan XXIII)

Oh José, tú que sufriste el peso del cansancio y la fatiga para procurar el sustento de Jesús y María, protege nuestro trabajo, aleja todo peligro; no permitas que nos falte el medio de alimentar dignamente a la familia. Alivia la angustia de los desempleados y la ansiedad de los inmigrantes; haz que en el respeto de los derechos y en la dignidad del trabajo, podamos imitar con tu ejemplo en nuestra vida los designios ocultos que Dios nos ha reservado.
Bibliografía: Souvay, Charles L., Saint Joseph, Catholic Encyclopedia, Encyclopedia Press, Inc. 1913.

Textos de: www.corazones.org

martes, 16 de marzo de 2010

14 de marzo de 2010, segundo aniversario del fallecimiento de Chiara Lubich.


“La fuerza viva del carisma de la unidad”


“En estos días se recuerda en muchos países del mundo la figura y el pensamiento de Chiara Lubich. Dicho aniversario nos ofrece la ocasión de agradecer a Dios por el gran don que ha sido Chiara para la humanidad y de reavivar la fuerza del carisma de la unidad, que ha alcanzado a personas de culturas, tradiciones y credos diferentes.

Experimentamos día tras día que Chiara no nos ha dejado y sigue actuando, especialmente a través de la vida de nuestras comunidades, en cada rincón de la tierra, iluminando y renovando la sociedad actual”. Así se expresó María Voce, Presidente del Movimiento de los Focolares, dirigiéndose a todos los presentes en las celebraciones por el segundo aniversario.

De hecho, en estos días se están multiplicando espontáneamente las más variadas iniciativas, no sólo para recordar la figura de Chiara, sino también para presentar a tantos su herencia en el actual momento de crisis global, y de búsqueda de algo nuevo.

Momentos ecuménicos en Moscú y en Bucarest, e interreligiosos en Hong Kong (en el 40° de la llegada del Movimiento de los Focolares a esta tierra); en Jerusalén, en el Monte Sion, donde dice la tradición que Jesús rezó por la unidad, cristianos, hebreos y musulmanes participarán en una ceremonia en donde dedicarán a Chiara 8 árboles de olivo.

Manifestaciones culturales: en Roma y en Milán los Municipios patrocinarán dos congresos que contarán con la presencia de autoridades religiosas y políticas, con los títulos “Semillas de fraternidad por un mundo más unido” y “Chiara Lubich: una vida por la unidad”, 10 años después de la entrega en Campidoglio de la ciudadanía romana.

El impacto del carisma de Chiara Lubich con el mundo de la economía se profundizará en la Universidad de Reggio Emilia. De “La comunicación en la era de los nuevos medios: el estilo de Chiara Lubich” se hablará en Parma. No faltarán manifestaciones artísticas: ballet clásico y conciertos.

Numerosas las Misas, muchas presididas por obispos a las que siguen encuentros abiertos con testimonios y profundizaciones en la espiritualidad de la unidad, sobre el redescubrimiento de “Dios Amor” desde donde todo tuvo inicio. En Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán celebrará el Arzobispo Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura; en Milán, el Card. Dionigi Tettamanzi; en Santiago del Chile, el arzobispo Card. Francisco Javier Errázzuriz Ossa; en Estambúl, con S.E. Mons Pelatre. Así en Santo Domingo (República Dominicana) con el Card. López Rodríguez, en Hong Kong con el Card. Zen. Y todavía, para citar sólo algunas: en Spalato (Croacia), en Bucarest (Rumania), Melbourne (Australia), Salvador de Bahía e Aracaju (Brasil), en Iringa (Tanzania), Montreal (Canadá).

En los Estados Unidos, (Hyde Park, en las cercanías de New York) después de la Misa celebrada con el Arzobispo Celestino Migliore, Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, tendrá lugar la entrega del Premio Luminosa 2010 por la unidad.

Eventos de todo tipo – hoy son más de 400 en el mundo – que dan testimonio hasta dónde ha llegado el espíritu de la unidad, y con cual gratitud se recuerda a Chiara Lubich. “¿Cómo podemos expresar en el mejor de los modos nuestro gracias?” – Concluye su mensaje María Voce – “Vayamos adelante juntos, siguiendo su estela, viviendo el Ideal por el cual Chiara ha dado la vida: la fraternidad universal”.

sábado, 13 de marzo de 2010

Novena a San José


NOVENA A SAN JOSÉ

Por la señal de la Santa Cruz.....

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por ser Tu quien eres, bondad infinita y por que te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido,también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Animado con tu divina gracia,
propongo firmemente nunca mas pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para el perdón de mis pecados. Amen


ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos. a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener. A continuación rezar la oración del día que corresponda.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús, José y María, os doy mi corazón y el alma mía
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Antífona. Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración. Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.


1o. Día - Marzo 11

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús así como consolaste a tu padre amado en las perplejidades e incertidumbres que tuvo, dudando si abandonar a tu Santísima Madre su esposa, así te suplicamos humildemente por intercesión de San José nos concedas mucha prudencia y acierto en todos los casos dudosos y angustias de nuestra vida, para que siempre acertemos con tu santísima voluntad.

Terminar con la oración final para todos los días.


2o. Día - Marzo 12

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado en la pobreza y desamparo de Belén, con tu nacimiento, y con los cánticos de los Ángeles y visitas de los pastores, así también te suplicamos humildemente por intercesión de San José, que nos concedas llevar con paciencia nuestra pobreza y desamparo en esta vida, y que alegres nuestro espíritu con tu presencia y tu gracia, y la esperanza de la gloria.

Terminar con la oración final para todos los días.


3o. Día - Marzo 13

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu amado padre en el doloroso misterio de la Circuncisión, recibiendo de él el dulce nombre de Jesús, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, nos concedas pronunciar siempre con amor y respeto tu santísimo nombre, llevarlo en el corazón, honrarlo en la vida, y profesar con obras y palabras que tú fuiste nuestro Salvador y Jesús.

Terminar con la oración final para todos los días.


4o. Día - Marzo 14

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado de la pena que le causó la profecía de Simeón, mostrándole el innumerable coro de los Santos, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José que nos concedas la gracia de ser de aquellos para quienes tu sirves, no de ruina, sino de resurrección, y que correspondamos fielmente a tu gracia para que vayamos a tu gloria.

Terminar con la oración final para todos los días


5o. Día - Marzo 15

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús, así como tu amado padre te condujo de Belén a Egipto para librarte del tirano Herodes, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que nos libres de los que quieren dañar nuestras almas o nuestros cuerpos, nos des fortaleza y salvación en nuestras persecuciones, y en medio del destierro de esta vida nos protejas hasta que volemos a la patria celestial.

Terminar con la oración final para todos los días.


6o. Día - Marzo 16

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús así como tu padre amado te sustentó en Nazaret, y en cambio tú le premiaste en tu santísima compañía tantos años, con tu doctrina y tu dulce conversación, así te rogamos humildemente, por intercesión de San José nos concedas el sustento espiritual de tu gracia, y de tu santa comunión, y que vivamos santa y modestamente, como tú en Nazaret.

Terminar con la oración final para todos los días.


7o. Día - Marzo 17

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús, así como por seguir la voluntad de tu padre celestial permitiste que tu amado padre en la tierra padeciese el vehementísimo dolor de perderte por tres días, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que antes queramos perder todas las cosas y disgustar a cualquier amigo, que dejar de hacer tu voluntad; que jamás te perdamos a ti por el pecado mortal, o que si por desgracia te perdiésemos te hallemos mediante una buena confesión.

Terminar con la oración final para todos los días.


8o. Día - Marzo 18

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús, que en la hora de su muerte consolaste a tu glorioso padre, asistiendo juntamente con tu Madre su esposa a su última agonía, te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que nos concedas una muerte semejante a la suya asistido de tu bondad, de tu Santísima Madre y del mismo glorioso Patriarca protector de los moribundos, pronunciando al morir vuestros santísimos nombres, Jesús, María y José.

Terminar con la oración final para todos los días.


9o. Día - Marzo 19

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Oh benignísimo Jesús, así como has elegido por medio de tu Vicario en la tierra a tu amado padre para protector de tu Santa Iglesia Católica, así te suplicamos humildemente por intercesión de San José, nos concedas el que seamos verdaderos y sinceros católicos, que profesemos sin error la fe católica, que vivamos sin miedo una vida digna de la fe que profesamos, y que jamás puedan los enemigos ni aterrarnos con persecuciones, ni con engaños seducirnos y apartamos de la única y verdadera religión que es la Católica.

Terminar con la oración final para todos los días.

martes, 9 de marzo de 2010

Los santos y la Eucaristía







lunes, 8 de marzo de 2010

Nostalgia de Francisco


Juan Pablo II en La Verna

Oh, san Francisco, estigmatizado de la Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti,
cual icono de Jesús crucificado.
Necesita tu corazón abierto a Dios y al hombre,
tus pies descalzos y heridos,
tus manos traspasadas e implorantes.
Tiene nostalgia de tu voz débil,
pero fuerte, por el poder del Evangelio.
Ayuda, Francisco, a los hombres de hoy
a reconocer el mal del pecado
y a buscar la purificación en la penitencia.
Ayúdalos a liberarse
de las mismas estructuras de pecado
que oprimen a la sociedad de hoy.
Reaviva en la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz
en las Naciones y entre los Pueblos.
Infunde en los jóvenes tu frescura de vida,
capaz de oponerse a las insidias
de las múltiples culturas de muerte.
A las víctimas de cualquier género de malicia,
comunica, Francisco,
tu gozo de saber perdonar.
A todos los crucificados por el sufrimiento,
por el hambre y la guerra,
ábreles las puertas de la esperanza.
Amén.

17 de septiembre de 1993

Santa Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia

Las consecuencias del amor

Teresa del Niño Jesús, cuya fiesta celebramos el 1 de octubre, es Doctora de la infancia espiritual hecha de humildad, confianza y amor. Doctora de amor, esencia de la comunión con Dios, del valor de las cosas pequeñas y de la vida de fe

“Como el águila incita a su nidada revolando sobre los polluelos, así extendió el Señor sus alas sobre ella, la tomó y la llevó sobre sus plumas" Deuteronomio 32,11.

Cuando se mira a cierto nivel de profundidad, se aprecia el fenómeno prodigioso en la historia de la familia de Santa Teresa del Niño Jesús, de que cada uno de los Martin tiene su lugar en íntima conexión con el de los demás. Y esta historia continúa... Tres generaciones familiares han pedido a Dios un misionero. Con su oración han conseguido que Teresita fuera misionera. Abuelos, padres, hermanitas, todos constantemente se reúnen en oración para que el Señor les conceda un nieto, un hijo, un hermano, misionero. La oración se intensifica cuando viviendo en los Buissonets de Lisieux, se espera, después de cinco niñas, el nacimiento del misionero. Aún no existen, por supuesto, ecografías. Todos reunidos esperando la noticia del médico, que anuncia a la familia expectante: "Será misionera".

UNA MONJA DE CLAUSURA, PATRONA DE LAS MISIONES

En el siglo XX, en una época caracterizada por una prodigiosa transformación del mundo, una joven, que vivió durante nueve años enclaustrada en un Carmelo desconocido, cuando ya san Pío X, la había llamado «la santa más grande de los tiempos modernos», fue proclamada por Pío XI, en 1927, patrona de todas las misiones, junto con el jesuita san Francisco Javier.

De una parte es admirable el poder de la oración familiar de tres generaciones. De otra, la audacia y profecía de Pío XI, concediendo tal título a una monjita de clausura, que no salió nunca de su monasterio. Con este gesto llamó la atención de que la fe se propaga y extiende, no sólo por la actividad, sino también y fundamentalmente, por la contemplación. Juan Pablo II confirma la doctrina concediéndole el título de DOCTORA, en esta hora, aún confusa. Como Patrona de las Misiones propicia la acción evangelizadora; como Doctora, pone en orden la inteligencia y el convencimiento, resalta el criterio y cataloga los valores, es maestra. Su doctorado versa sobre el AMOR. Y eso sólo ya lleva a la sencillez, que no superficialidad, de su CAMINITO.

Santa Teresa del Niño Jesús y su "Caminito"

Se llama caminito porque prescinde de los caminos extraordinarios, y demuestra el estado de infancia ante Dios y porque es corto en cuanto renuncia a distancias que se pueden medir. No es caminito porque es el que recorren las personas imperfectas. La misión de santa Teresa del Niño Jesús será enseñar su caminito: "Presiento que voy a entrar en el descanso, pero sobre todo presiento que mi misión va a comenzar: la misión de hacer amar a Dios como yo le amo, de entregar mi caminito a las almas".

El caminito de Teresa es el primer mandamiento cumplido con toda verdad.

Tras la anestesia puedes cortar lo que quieras. El amor de Dios adormece los apetitos. Ella nos cuenta que cuando ve a su Dios mendigo de amor no lo puede resistir. El crucifijo del patio le mendiga sacrificios. Pero su amor es tan delicado que quiere ser "imitación de la humilde violeta, que derrama su aroma sin que las criaturas sepan de dónde viene el perfume. Lo ha aprendido en su Maestro y consanguíneo, San Juan de la Cruz.

Para no afligirle no llorará delante de Dios. «¿Llorar delante de Dios? No, para no entristecerle» . Por lo mismo sonreirá durante las disciplinas. Quiere coger a Jesús por el Corazón. Si un niño se echa al cuello de su madre... todo lo consigue. Y esto vale para todos, aunque fuera una gran pecadora como Magdalena o el buen ladrón.

Jesús Marti Ballester

Relato inédito de la estigmatización del padre Pío

Te asocio a mi Pasión”
ROMA, 21 de septiembre de 2008 – El padre Pío de Pietrelcina recibió los estimas en 1918 de Jesús Crucificado, quien en una aparición lo invitó a unirse en su Pasión para participar en la salvación de los hermanos, en especial de los consagrados.

Este particular se conoce gracias a la reciente apertura de los archivos del antiguo Santo Oficio de 1939 (actual Congregación para la Doctrina de la Fe), que custodian las revelaciones secretas del fraile sobre hechos y fenómenos nunca contados a nadie.

Ahora, han salido a la luz en el libro "padre Pio sotto inchiesta. L'autobiografia segreta" (padre Pío indagado. La autobiografía secreta, ndt), con prólogo de Vittorio Messori, y llevado a cabo por el sacerdote italiano Francesco Castelli, historiador para la causa de beatificación de Karol Wojtyla y profesor de Historia de la Iglesia moderna y contemporánea en el ISSR "R. Guardini" de Tarento (Italia).

Hasta hoy parecía, de hecho, que Pare Pío, por pudor o quizás por considerarse indigno de los extraordinarios carismas recibidos, no habría revelado nunca a nadie qué sucedió el día de su estigmatización.

Sólo un dato al respecto se encuentra en una carta enviada a su director espiritual, el padre Benedetto da San Marco in Lamis, cuando habla de la aparición de un "misterioso personaje", pero sin dejar traslucir otros detalles.

El libro, que ofrece por primera vez el informe íntegro redactado por monseñor Raffaello Carlo Rossi, obispo de Volterra y Visitador Apostólico enviado por el Santo Oficio para "inquirir" en secreto al padre Pío, aclara finalmente que el santo de Gargano tuvo un coloquio con Jesús crucificado.

Monseñor Rossi fue el único representante de una congregación vaticana encargado de estudiar los estigmas del padre Pío. Se pronunció favorablemente, considerando que su origen era divino, desmintiendo punto por punto las hipótesis presentadas por el padre Agostino Gemelli, que definió los estigmas como "fruto de la sugestión".

Una segunda fuente autobiográfica del padre Pío, prestada bajo juramento, se añade a su epistolario, ofreciendo las claves de lectura adecuadas para conocer la personalidad y la misión de "sacerdote asociado a la Pasión de Cristo" del fraile con los estigmas.

Llamado a responder jurando sobre el Evangelio, a brevísima distancia de cuando sucedieron los fenómenos místicos, el padre Pío revela por primera vez la identidad de aquel que le ha estigmatizado.

Es el 15 de junio de 1921, hace poco que han pasado las 17 horas, e interrogado por el obispo, el padre Pío respondió así: "El 20 de septiembre de 1918, después de la celebración de la Misa, al entretenerme para hacer la acción de gracias en el Coro, en un momento fui asaltado por un gran temblor, después volví a la calma y ví a NS (Nuestro Señor) con la postura de quien está en cruz".

"No me ha impresionado si tuviera la Cruz, lamentándose de la mala correspondencia de los hombres, especialmente de los consagrados a Él y por ello más favorecidos".

"De aquí -continúa su relato- se manifestaba que él sufría y que deseaba asociar a las almas a su Pasión. Me invitaba a compenetrarme con sus dolores y a meditarlos: al mismo tiempo, a ocuparme en la salud de los hermanos. Seguidamente me sentí lleno de compasión por los dolores del Señor y le preguntaba qué podía hacer".

"Oí esta voz: 'Te asocio a mi Pasión'. Y acto seguido, desaparecida la visión, volví en mí, recobré la razón y ví estos signos aquí, de los que goteaba sangre. Antes no tenía nada".

El padre Pío revela por tanto que la estigmatización no fue el resultado de una petición suya sino una invitación del Señor, que lamentándose de la ingratitud de los hombres, particularmente de los consagrados, le hacía destinatario de una misión, como culmen de un camino de preparación interior y mística.

Por otro lado, explica el autor del libro, "el tema de la mala correspondencia de los hombres, particularmente de aquellos que habían sido más favorecidos por Dios, no es nuevo en las revelaciones privadas del capuchino".

De hecho, el padre Pío relató que en una aparición, sucedida el 7 de abril de 1913, Jesús, con "una gran expresión de disgusto en el rostro" mirando a una multitud de sacerdotes, le dijo: "Yo estaré por causa de las almas más beneficiadas por mí, en agonía hasta el fin del mundo".

Entrevistado por ZENIT, Francesco Castelli afirma que "hay un aspecto decisivo en el hecho de que no hubiera una petición de los estigmas por parte del padre Pío. Esto nos da a entender la libertad y la humildad del Capuchino, que no mostraba absolutamente ningún interés en mostrar las heridas".

"La humildad del padre Pío se trasluce también en su reacción, al recobrar los sentidos. Los signos de la Pasión marcados en su carne -subraya el historiador-. Una vez concluida la escena mística, no habla de ella. No hace ningún comentario".

De las conversaciones, de su correspondencia, de los testigos interrogados por monseñor Rossi e incluso de su informe se desprende el hecho de que el padre Pío sentía disgusto por los signos de la Pasión, que intentaba esconderlos y que sufría por tener que mostrarlos por las continuas peticiones del visitador apostólico.

La herida del costado y la sexta llaga del patibulum crucis

El libro refiere además las conclusiones de monseñor Rossi a los reconocimientos realizados sobre los estigmas del padre Pío, efectuados personalmente por él, y de los que se tenía noticia solo en parte, y que aporta grandes novedades, especialmente en lo que respecta a la morfología de la herida del costado y la presunta sexta llaga de la espalda.

En su informe, el Visitador revela que las heridas del padre Pío no supuraban, no se cerraban, no cicatrizaban. Permanecían inexplicablemente abiertas y sangrantes, a pesar de que el fraile había dejado de untarlas con tintura de yodo para intentar contener la sangre.

"La descripción de monseñor Rossi sobre el estigma del costado -afirma Castelli a Zenit- es decididamente diferente a las de quienes le han precedido y de los que le han seguido. No se le presenta como una cruz inclinada o incluso oblicua, sino como una "mancha triangular", y por tanto de contornos definidos".

En el acta del examen, el obispo de Volterra, contrariamente a lo que revelan otros médicos, sostiene que "no hay aperturas, cortes o heridas" y que en tal caso "se puede suponer legítimamente que la sangre salga por exudación", es decir -explica Castelli- que se tratara de "material sanguíneo que ha salido afuera por una forma de hiper-permeabilidad de las paredes de los vasos".

"Esto testifica a favor de su autenticidad -explica el historiador- porque el ácido fénico, que según algunos habría sido utilizado por el padre Pío para producirse las llagas, una vez aplicado acaba por consumir los tejidos inflamando las zonas circundantes".

"Es difícil pensar que el padre Pío hubiese estado en grado de producirse estas heridas de bordes netos durante 60 años y de forma constante", comenta Castelli.

"Además, de las llagas se desprendía un perfume intenso de violeta en lugar del olor fétido causado las más de las veces por procesos degenerativos o por la necrosis de los tejidos, o por la presencia de infecciones".

Otro elemento digno de mención es el hecho de que el padre Pío confesara abiertamente no tener otros signos visibles de la Pasión fuera de los de las manos, los pies y el costado, excluyendo la existencia de una llaga a la altura del hombro donde Jesús llevaba la cruz, de la que habla una oración atribuida a san Bernardo.

Antes de entonces, en cambio, se habían hecho hipótesis sobre su existencia, especialmente sobre la base de las revelaciones al respecto del cardenal Andrzej Maria Deskur, quien en una entrevista había hablado sobre un encuentro en San Giovanni Rotondo, en abril de 1948, entre el entonces sacerdote Karol Wojtyla y el fraile estigmatizado.

Según Castelli, "esta revelación fija ahora en el año 1921 el límite antes del cual no se puede subir al atribuir al padre Pío la existencia de cualquier otro signo de la Pasión".
Mirko Testa
ZENIT.org

Las cenizas del inicio de la cuaresma. Thomas Merton

“La cruz de cenizas, trazada en la frente de cada cristiano, no es solo un recordatorio de muerte, sino, de modo inevitable (aunque tácito), una prenda de resurrección. Las cenizas del cristiano ya no son meras cenizas. El cuerpo de un cristiano es un templo del Espíritu Santo, y aunque le sea fatal ver la muerte, volverá otra vez a la vida en gloria. La cruz, con que las cenizas se disponen sobre nosotros, es el signo de la victoria de Cristo sobre la muerte.Las cenizas de este miércoles no son meramente un signo de muerte, sino una promesa de vida para los que hacen penitencia. Y sin embargo, las cenizas son claramente una invitación a la penitencia, al ayuno y a la compunción.De ahí el carácter aparentemente paradójico de la liturgia del Miércoles de Ceniza. El evangelio nos invita a evitar los signos exteriores de dolor, y cuando ayunemos, a perfumarnos la cabeza y lavarnos la cara. Pero recibimos un unto de ceniza en la cabeza. Debe haber dolor en este día de alegría. Es un día en que el dolor y la alegría van de la mano: pues tal es el significado de la compunción, una tristeza que traspasa, que libera, que da esperanza y por tanto alegría.Sólo el desgarro interior, la ruptura del corazón, produce esa alegría. Deja salir nuestros pecados, y deja entrar el limpio aire de la primavera de Dios, la luz del sol de los días que avanzan hacia Pascua”.
Thomas Merton.
extraido del blog Amigos de Thomas Merton

domingo, 7 de marzo de 2010

Santo Domingo Savio vision o sueño?

El recuerdo de Domingo permaneció siempre vivo entre sus familiares y amigos. Más que pedir por él, se encomendaban a su intercesión, convencidos como estaban, de que gozaba de la visión beatífica.

Carlos Savio, padre de Domingo, cuenta con sencillez, cómo Dios quiso consolarlo con una visión misteriosa.

Una noche en que no podía conciliar el sueño, vio que el techo se abría y aparecía Domingo radiante de luz. Fuera de sí, Carlos exclama:

-¿Cómo estás, dónde te encuentras?

-Papá, -responde una voz celestial- estoy feliz en el Paraíso.

Todo fue cosa de un momento. Al desaparecer la visión reinó nuevamente la oscuridad en aquella habitación.

Carlos consideró aquello como una gracia especial.

Más aleccionador fue el sueño que tuvo Don Bosco, la noche del 6 de diciembre de 1876.

Don Bosco se encontraba en el Colegio de Lanzo. En medio de hermosos jardines y mientras contemplaba ricos y magníficos edificios, oye la música más grata que pudiera imaginarse, como cien mil instrumentos y un coro infinito de voces, una alegría inusitada en todos los rostros. De repente una turba inmensa de jóvenes se dirige hacia él. A la cabeza de todos viene Domingo Savio. Le siguen sacerdotes, clérigos y jóvenes.

Domingo se detiene cerca de Don Bosco. Reina completo silencio. Domingo hermosísimo, lleno de luz, con una túnica larga que llega hasta los pies, entretejida en oro y decorada con diamantes. Un ancho cinturón rojo ciñe su cuerpo. Un brillante collar de luz vivísima adorna su cuello.

Don Bosco tiembla emocionado. Pero Domingo rompe el silencio y obliga a Don Bosco a dejar esa actitud de reserva y de miedo. Dice Domingo:

-¿No me conoces? ¿No recuerdas el bien que me hiciste? ¿No correspondí yo a tus cuidados? ¿Por qué tienes miedo?

Don Bosco cobra ánimo y pregunta que si eso que ahora ve es el cielo.

Domingo responde:

-Estás en un sitio donde reina la alegría y la paz, pero no es el cielo. Todo, la luz, la música, el canto son cosas naturales.

-¿Podría ver un rayito de luz sobrenatural? -pregunta Don Bosco-.

-De ninguna manera, -responde Domingo-. No lo podrías resistir. Está reservado para la otra vida, cuando pases a ver directamente el rostro de Dios.

Don Bosco insiste.

-¿Podré ver, al menos, un destello de luz?

-Mira hacia allá lejos, -le dice Domingo-.

Y Don Bosco percibe un rayo de luz como una hebra de hilo tan resplandeciente y luminoso, que se ve obligado a cerrar los ojos. En ese momento, Don Bosco lanza un grito tan fuerte, que despierta al sacerdote Lemoyne, que duerme en el cuarto contiguo.

Y luego, Don Bosco se anima y continúa preguntando sobre la Iglesia, la congregación, los alumnos...

Domingo le complace y, al terminar, le ofrece un ramo de flores. Representan las virtudes que más le agradan a Dios. La rosa simboliza la caridad; la violeta, la humildad; el girasol, la obediencia; la genciana, la mortificación; las espigas, la Eucaristía; el lirio, la pureza y la siempreviva, la perseverancia. Don Bosco quiere saber algo más y pregunta a Domingo:

-¿Qué fue lo que más te consoló en el momento de la muerte?

Domingo le responde:

-Lo que más me consoló en aquella hora fue la presencia de la Madre de Dios.

-Acerca del futuro, ¿tienes algo que decirme?

-El año entrante, 1877, tendrás una gran prueba, pues seis jóvenes y dos salesianos pasarán a la eternidad. Pero, no temas, irán al Paraíso y tú tendrás otros hijos, buenos también. El Papa Pío IX morirá pronto y recibirá el premio a sus méritos.

Domingo le entrega a Don Bosco tres listas. En la primera aparecen los nombres de los "invulnerati", (no heridos) los jóvenes que siempre han conservado la amistad con Dios. En la segunda los "vulnerati", (heridos) que habían pecado gravemente, pero luego, con una acción penitencial sincera, habían regresado al estado de gracia. La tercera, la de los "lássati in via imiquitatis", los que voluntaria y obstinadamente se alejan de Dios con una vida pecaminosa. Al abrir esta lista una fetidez insoportable se esparció por todas partes y se infiltró en paredes y ropas.

Don Bosco hizo la última pregunta:

-¿Qué se goza en el cielo?

-En el cielo se goza de Dios y Dios es Infinito, -responde Domingo a la última pregunta de Don Bosco-.

Más tarde, Don Bosco narró a los salesianos y niños este sueño y todos quedaron sumamente impresionados. Los vaticinios anunciados por Domingo se cumplieron y su fama de santo se extendió por todas partes. Las gracias y favores atribuidos a su intercesión fueron tantos, que se pensó seriamente en introducir la Causa de Beatificación y Canonización.

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Aqui estoy solo para Glorificar a Dios y hacerlo Amar.