Amigos que pasan y dejan su huella aqui. Gracias por estar .Paz a tu corazon

Recuerda amigo cuando entras a la Casa de Dios pisas Tierra Sagrada.

La Casa de Dios es el lugar más Santo de todo el universo. Cada vez que entres ,recuerda que allí ,vive Jesús en el Sagrario y te espera con AMOR.

Vístete decorosamente, apaga tu celular y ten fe que todo lo que pidas, si eres respetuoso , piadoso en tus actitudes y posturas en el Templo, sera recibido por el Señor con agrado .

Y tu alma ya no será la misma.

Haz silencio. Busca cerrar tus ojos y quédate quieto. Dios esta en su Casa. El Amor puede hablarte íntimamente .

Mi deseo es que Dios se manifieste en ti.


Cristo Resucito, DIOS VIVE ENTRE NOSOTROS

sábado, 27 de marzo de 2010

La Causa para La Canonización de Padre Pío.

Después de un período de dos reformas la Causa de Padre Pío ha operado, en muchos de los casos, según las reglas que existían cuando ésta comenzó. El siguiente resumen, del libro de Michael Freze, The Making Of Saints (Huntington, IN: OSV Press, 1991), no coincide totalmente con las reglas del año1983 para la Canonización de Santos. Muestra, sin embargo, las etapas importantes por las que cualquier Causa debe pasar.

I. El proceso de documentar la vida y virtudes de Padre Pío comenzaron casi inmediatamente después de su muerte, el 4 de noviembre 1968. Esto era necesario para asegurar que no se perdieran los testimonios más importantes.

II. La comunicación de los resultados de la Congregación de Santos tomó lugar el 16 de febrero de 1973. La Congregación debe examinarlos para hacer una recomendación al Papa con respecto al valor del individuo.

III. Con el nihil obstat ( nada se interpone en el camino) del Santo Padre el Proceso de la Causa para la Canonización del Siervo de Dios Padre Pío de Pietrelcina comenzó el 29 de noviembre 1982. Antes de los cambios de 1983 sólo el Papa podría abrir una Causa, dando un nihil obstat. Bajo las nuevas normas el obispo diocesano del lugar donde la persona falleció puede abrir la Causa, después de consultar con la Santa Sede, que hace su evaluación del registro conocido como una carta en vez del decreto formal.

IV. La próxima primavera, el día 20 de marzo de 1983, el Proceso Canónico Informativo comenzó oficialmente, emprendido por el Arzobispo de Manfredonia, el arzobispo metropolitano del territorio eclesial en la que está situada San Giovanni Rotondo, diócesis de Foggia. Bajo las nuevas normas este Proceso estaría bajo el cuidado del Obispo de Foggia. Su tarea era la de crear un registro, un Acta, sobre la vida y virtudes del Siervo de Dios, basada en evidencias y testimonios. En el caso de Padre Pío, quien vivía una vida pública por un período de más de cincuenta años, estas Actas consistían en varios volúmenes.

V. En la conclusión del Proceso Informativo de 1990 la Causa fue sometida al Departamento Romano llamado la Congregación para las Causas de los Santos. El 7 de diciembre 1990 la Congregación reconoció la validez del Proceso (lo que se había llevado a cabo hasta entonces). Entonces una comisión teológica de la Congregación comenzó su trabajo y preparó un Positio en el que se resume la vida y virtudes del Siervo de Dios. Esta evaluación de la Causa concluyó con un voto positivo por parte de la comisión el 13 de junio 1997, el día de San Antonio. Sus recomendaciones fueron entregadas a los cardenales, arzobispos y obispos asignados por el Santo Padre para votar por los asuntos más importantes presentados para ser juzgados por la Congregación. Fue aprobado en su Sesión Ordinaria el 21 de octubre de 1997.

VI. Luego de la votación a favor por parte de la Congregación y su aceptación, El Papa Juan Pablo II el 18 de diciembre de 1997 aprobó el Decreto de las Virtudes Heroicas del Siervo de Dios Padre Pío de Pietrelcina. Por medio de este decreto el Padre Pío fue declarado un Venerable Siervo de Dios o simplemente Venerable.

VII. El paso final antes de la beatificación es la aprobación de un milagro, evidencia del poder de intercesión del Siervo de Dios y por tanto su unión después de la muerte con Dios. Aquellas personas que proponen un milagro lo deben hacer en la diócesis donde este ocurrió, no en la diócesis de la Causa. Esta diócesis conduce su propio Tribunal, científico y teológico, para determinar si se puede decir que en verdad el milagro ocurrió. Esto es posteriormente presentado ante la Congregación para su evaluación. El 21 de diciembre de 1998, el Papa Juan Pablo II aprobó un milagro atribuido al Venerable Siervo de Dios, el Padre Pío de Pietrelcina. Esta es la base, junto con el Decreto de las Virtudes Heroicas, por medio de la cual se efectúa la beatificación el domingo, 2 de Mayo de 1999.

Qué significa ser beato. Hasta el día de la beatificación de un Servidor de Dios los católicos deben observar las estrictas reglas del non-cultus, es decir, que se puede rezar a este individuo que creemos que está en los cielos y venerarle de una forma privada, no pública. Por ende, la regla por la cual la Causa del Padre Pío ha sido tan insistente- de ninguna exposición de sus retratos en lugares de adoración, ningún himno para él y ninguna oración pública rezada a él- está de acuerdo con las normas estrictas de la Iglesia en cuanto a estas cuestiones. Es más, la presencia del cultus antes de la aprobación por parte de la Iglesia puede terminar la candidatura de un Siervo de Dios.

Con la Beatificación un cierto número de marcas de veneración pueden darse a una persona. La más importante es la de un día festivo, con su Misa y oficio (Liturgia de la Horas), puede ser otorgada a una diócesis en particular y a órdenes y congregaciones religiosas. Por ejemplo, Beata Takeri Tekawitha, el Lirio de los Mohawks, es celebrada en los almanaques litúrgicos de los Estados Unidos y Canadá. En los Estados Unidos y Méjico hay un día festivo para el Beato Juan Diego, el vidente de Guadalupe. Por analogía, este privilegio es algo parecido a la práctica de la canonización episcopal en las edades tempranas de la historia de la Iglesia, con la excepción de que un obispo manifiesta a Roma el deseo de su feligresía a venerar a un Beato y Roma accede a tal veneración local. En el caso de Padre Pío lo más seguro es que los Capuchinos Franciscanos, una o más diócesis italianas, y aún países enteros, pedirán a la Santa Sede para añadir su día festivo a los almanaques particulares. Como murió el 23 de septiembre, es probable que esta fecha sea la asignada a él, ya que no presenta conflicto con el calendario universal de la Iglesia.

Con la beatificación vendrá el derecho restringido a venerar las reliquias de Padre Pío, a rezarle públicamente y para honrar sus imágenes en lugares de adoración. Esta veneración es restringida ya que es la veneración de una parte de la Iglesia solamente y no de toda, ya carece de la resolución de la canonización.

En el confesionario. Padre Pio

Quien participaba en la celebración eucarística del Padre Pío, no podía quedar tranquilo en su pecado. La Santa Misa elevaba a todos los presentes en el ministerio de Dios, que no dejaba en paz a quien vivía lejos de Él.
Después de la Santa Misa, el Padre Pío se sentaba en el confesionario para administrar la misericordia de Dios a los arrepentidos.

Empezaba con los hombres hasta las nueve; de nuevo a las once y media, confesaba a las mujeres. En la tarde estaba a disposición de todos, pero dando la preferencia a los hombres, porque decía: "son los que más lo necesitan".

Hay muchas anécdotas sobre el ministerio que el padre Pío representaba en el confesionario. He aquí unos pocos:

Siendo muchos los que querían confesarse con el Padre Pío, sé penso en poner orden hasta donde fuera posible.

En honor a este orden, algunos para confesarse debían esperar su turno hasta tres o cuatro horas.

Muchos, de los más empedernidos, iban a San Giovanni Rotondo, no para confesarse, sino por curiosidad o para reírse.


Una trampa

Una señora estaba angustiada porque el marido no quería confesarse. En ocasión de su onomástico, le pidió al marido un regalo.

"¡Lo que quieras!" Le contestó éste.

"¡ Acompáñame a San Giovanni Rotondo!"

Se puso rabioso.

"¡ Esto es una trampa! ¡Esto no es honesto!"

"¿Por qué no es honesto? ¿No me prometiste darme lo que yo quisiera?"

La acompañó a regañadientes y estando siempre de mal humor. Llegando por la tarde a San Giovanni Rotondo, lo primero que le dijo fue: "¡Mañana mismo nos regresamos en el primer tren!"

"¡Está bien!" le contestó la señora.

Durante toda la noche no pudieron dormir. A las dos de la madrugada todo el mundo se levantó para asegurarse un lugar en la Misa de las siete.

Se levantaron también ellos. Pero el marido, siempre de mal humor, dijo a la señora:
"Si quieres, que te acompañe, déjame en paz y no pidas que me confiese".

Durante la misa le tocó un lugar bastante cerca del padre Pío. La señora rezaba por la conversión de su esposo. Terminada la celebración, el primero en seguir al Padre Pío rumbo a la sacristía para la confesión, fue exactamente este señor. Después de un rato regresó donde estaba su esposa, y, con un rostro lleno de luz y alegría exclamó:

"¡Hecho! ¡Ya me confesé!"

"¡Que hombre es este Padre Pío! ¡Me detuvo y me puso como nuevo!"

"¿Cómo no confesarse después de una misa como ésta?"

Luego, echando el brazo al cuello de su Señora, le dijo: "¡No conviene que nos vayamos pronto! ¡Quedémonos una semana!"


¡Vete, vete de aquí!

Mientras estos esposos gozan la gracia de Dios, en la sacristía, donde el Padre Pío esta confesando, se oye el golpe violento de la ventanilla del confesionario.

Sale una muchacha llena de lágrimas, que dá la vuelta y va enfrente del Padre para suplicarle que la confiese.

Padre Pío"¡Vete, vete de aquí!" le dice el Padre Pío en tono enérgico. "¡No tengo tiempo para ti!"
Ella continua sollozando como si el corazón le estuviera estallando.

Nadie se mueve. Se crea un profundo silencio, y los ojos de todos están sobre la muchacha. El Padre Pío continua confesando tranquilamente.
Se le acerca otro padre que esta encargado del orden y le dice: "Tranquilízate. No tengas miedo".

Se la lleva luego un poco lejos del confesionario y dialoga con ella. Al fin la muchacha se retira confortada, besándole la mano.

Una persona se le acerca a este religioso y le pregunta:

- "¿Por qué el Padre Pío es tan duro con ciertos penitentes?"

- "El Padre Pío", contesta el padre, "lee las consciencias y recibe a los que no están bien dispuestos".

- "¿Y si estos no regresan?"

"¡Pierda cuidado! el Padre Pío no las rechazaría si no supiera que regresarían. Para lavar un corazón es necesario una lluvia de lágrimas.
Un buen medico no titubea en usar el bisturí".

"Entonces….esta muchacha…"

"¡No se preocupe! Ella vino, quizás por curiosidad, Muchas mujeres vienen por curiosidad. El Padre Pío lo intuye. No quiere que se confiesen para verlo. ¡Esa no es una confesión! Dentro de dos o tres días esta muchacha regresara preparada. ¿Cree usted que el Padre Pío no haya ya orado por ella? Pero es necesario esperar que la gracia actúe".


Te veo muerto

Otro día, un comerciante de la ciudad de Pisa llega a San Giovanni Rotondo a pedir al Padre Pío la sanación de una hija que estaba muy enferma.

Cuando estuvo frente al padre, este lo miro y le dijo: "Tú estas mucho más enfermo que tu hija. Yo te veo muerto"

"¿Que dice, Padre? ¡Yo estoy muy bien!"

"¡Miserable!" Le grita el Padre Pío. "¡Infeliz! ¿Cómo puedes estar bien con tantos pecados en la conciencia? Estoy viendo por lo menos treinta y dos!"
El hombre se sorprendió mucho, y terminó arrodillándose para confesarse.
Terminada la confesión, el comerciante de Pisa decía a todos: "El sabía todo y me ha dicho todo"


Un criminal

En otra ocasión un hombre, relacionado con una organización criminal, había decidido matar a su esposa. Para hacer creer que se trataba de un suicidio, penso acompañarla a San Giovanni Rotondo, simulando amor y fe. Era un ateo, que no creía ni en Dios ni en el diablo. Aprovechando el viaje, entro en la sacristía donde confesaba el Padre Pío para, observar este "típico fenómeno de histerismo".

Apenas el Padre Pío lo ve, se le acerca, lo coge del brazo y le grita: "¡Fuera, fuera, fuera! ¿No sabes que té esta prohibido mancharte las manos con sangre? ¡Vete!"

Todos los presentes quedaron aturdidos. Enloquecido, el pobre infeliz huyó, como si le hubiera caído fuego encima.

"¿Que pasó en la noche?" Solo Dios lo sabe y el Padre Pío. A la mañana siguiente el hombre estaba a los pies del Padre Pío, que lo acogió con amor, lo confesó, le dió la absolución y luego le abrazó tiernamente. Antes de que se retirara le dijo: "Tu siempre has deseado tener hijos, ¿no es verdad?

El hombre lo miró sorprendido, y luego le contestó: "Sí y mucho".

"Bien, ahora no ofendas más al Señor y tendrás un hijo".

Un año después, retornaron los dos esposos para que les bautizara al hijo.


¡Me ha dicho todo!

Un día un hombre salió de la iglesia, después de haberse confesado con el Padre Pío, y se puso a gritar loco de alegría, a todas las personas que se le acercaban: "Hacía 35 años que no entraba en una iglesia. Si, 35 años que no quería saber nada ni de Dios ni de la Virgen no de los santos. ¡Llevaba una vida de infierno! Un día una persona me dijo: "¡Vaya a San Giovanni Rotondo!" Solté la carcajada y contesté: "Si usted cree que ese padre me va a convencer está muy equivocada!.

Pero esta idea no me dejó en paz. Era como una perforadora que excavaba dentro de mí, finalmente no pudiendo mas, me dije: "¿Por qué no ir? Así acabaré con esta obsesión".

Llegué anoche. No había lugar para uno como yo, acostumbrado a las comodidades. Pasé la noche pensando en mis pecados y sudando abundantemente. A las dos de la madrugada, se oyeron varios despertadores. Me levanté con todos los demás, pero blasfemando contra todos. No obstante, me dirigí a la iglesia. No entendía lo que me sucedía por dentro. Esperé como los demás y entré como los demás. Asistí a la Misa del Padre Pío. ¡Qué Misa! Me mordía los labios, me defendía…pero no tenía nada que hacer, comenzaba a perder terreno. La cabeza me estaba explotando. Después de la misa seguí a los hombres que iban a la sacristía como un autómata. Al entrar, el Padre Pío vino a mi encuentro y me dijo: ¿No sientes en la cabeza la mano de Dios? Yo contesté: "Confiéseme, padre"

Apenas me había arrodillado, sentí la cabeza vacía como una olla. Me era imposible recordar mis pecados. El padre esperó un poco y luego me dijo: "Animo, hijo, ¿no me dijiste todo durante la Misa? ¡Animo! ¡Y me dijo todos mis pecados! Yo le contestaba solamente "Sí". "¡Ahora me siento limpio como un niño! ¡Ahora me siento feliz!"

El misticismo de Padre Pío






Padre Pío jovenEl período purgativo de la vida de Padre Pío se puede asignar tentativamente al comienzo de su vida religiosa cuando él recibe los hábitos de novicio en 1903. Es evidente que externamente este es un tiempo de prueba durante el cual la comunidad religiosa determina la preparación y aptitud del novicio quién, al mismo tiempo, hace un serio juicio de la vida a la cual él cree estar llamado. En otra forma, el camino purgativo requiere de la máxima generosidad por parte del novicio y en el caso de los santos es común que durante este tiempo dicha generosidad exceda las barreras de la moderación. Este es el tiempo en el que sucede un despego del pecado y se rompe toda relación con las criaturas del mundo para vivir solo para Dios.

Sabemos que aquellos sacrificios como el ayuno, las vigilias, la soledad y varias otras mortificaciones, formaron una parte importante en el desarrollo espiritual del padre Pío durante esta etapa. Estas acciones lo fortalecieron en virtud y libraron su espíritu de todo egoísmo. El ideal Franciscano es severo ante el hombre que quiere lograr una unión con Dios: todo deseo natural, hasta el mínimo movimiento debe ser suprimido.

Cierto incidente remarca la generosidad del Padre Pío en esta etapa en el que muestra el espíritu de abandono con el que entró en su nueva vida. Aunque nunca fue muy robusto, la salud del joven novicio fue afectada debido a las severas mortificaciones a las que él se sujetaba. Tanto así, que sus padres, al visitarlo a finales de este año de noviciado, estaban tan impresionados con su apariencia tan demacrada que pensaron que estaba enfermo. Otro incidente en Venafro nos dá una idea de su progreso. Está escrito que una vez vivó por 21 días sin ningún tipo de nutrición, dependiendo solamente de la Sagrada Eucaristía como alimento. Es sumamente interesante observar que en los años posteriores, Padre Pío nunca dejó de ser tan riguroso como en esos primeros días. Al contrario, su rigurosidad aumentó y era visto como algo milagroso el hecho que un hombre sobreviviera con tan poco alimento y tan poco descanso.

Mirando hacia arribaLuego de la etapa de purgación de los sentidos y con su alma fortalecida por la gracia, nuevas pruebas de una naturaleza más pasiva siguieron tanteando al joven Fra’ Pío. Se sabe muy bien que durante esta etapa Fra' Pío sufre de enfermedades extrañas, la misteriosa hipertermia (temperaturas altas) que subían y bajaban con alarmante rapidez, también su frágil salud con el peligro siempre presente de la tuberculosis, significaba frecuentes regresos a su casa en Pietrelcina para descansar. Fue en uno de estos regresos a casa cuando el Padre Pío recibió sus primeros estigmas.

Además de sus enfermedades y sus sufrimientos físicos, otras tribulaciones de mayor tormento debieron ser sobrepasadas por el místico. San Juan de la Cruz describe estas tribulaciones con la imagen de:"noche". Después que los sentidos se purifican por medio de "la noche de los sentidos", después de un tiempo el místico entra en la más difícil de la pruebas: "la noche del espíritu". No se puede decir cuánto dura esta etapa, pero directores espirituales señalan que mientras más grande sea la mision de la persona y más profunda la unión y contemplación a la cual él está llamado, más profundos y duraderos serán sus sufrimientos.Rezando en el coro

En la noche del espíritu es Dios mismo quien abruma el alma para renovarla a la imagen y semejanza de Su Hijo; El permite que todo tipo de maldades ataquen al místico para que el hombre se sienta completamente abandonado, alejado de Dios, víctima del demonio, y sujeto a toda clase de tentación y amargura. "Esto no debe sorprendernos", dice San Juan de la Cruz, considerando el gran grado de contemplación a la cual el místico es llamado.

Podemos de esta manera tener una leve idea de lo que Dios estaba haciendo en las profundidades de alma del Padre Pío por los escritos de esta época: "Qué difícil es, Padre el camino de perfección Cristiana para un alma tan mal dispuesta como la mía. Mi vileza me hace temeroso en cada paso que doy" (4.7.1915). En esta etapa del alma, Dios suele alejar su presencia por largos períodos y el que sufre puede sentirse perdido: "La paz se ha desvanecido por completo de mi alma. Me he vuelto completamente ciego. Me encuentro sumergido en una noche profunda y no importa cuánto busco, no encuentro la luz. ¿Cómo, entonces, puedo caminar hacia el Señor?..El, con todo el derecho, me ha lanzado entre los perennemente muertos a quienes El no recuerda más" (8.3.1916).

Dios permite, para el bien de su servidor, horribles tentaciones en contra de la fe, hasta el punto en que el alma parece ya no creer: "Padre mío, que difícil es creer"; y en contra de la esperanza: " Me veo a mí mismo completamente rechazado por Dios." (8.3.1916). A estos se le añaden otras tribulaciones de aridez y desolación por medio de las cuales el místico entra más profundamente en el conocimiento de su propia desdicha ante Dios y al final se siente abandonado por todo. Dios también le dá al diablo rienda suelta para atacar el alma con todo tipo de tentaciones diabólicas e ilusiones; de hecho, el místico se ve tan abandonado por Dios, que se pregunta si todo no es simplemente obra de Satanás.

Padre Pío le escribe a su director: " si usted cree que yo soy víctima de esa cosa horrible (el demonio), le suplico, Padre, por amor a Jesús, sea bueno y me ilumine" (7.4.1915). Aunque los sufrimientos son tan dolorosos que la muerte sería un alivio,: " Pido por la muerte como un alivio por mis aflicciones… ya que no puedo más", Dios de vez en cuando, deja que su luz ilumine el alma, apretándola con un abrazo de inmensa ternura dejándole saber que no está perdida: "Solo Su bondad ha llenado mi alma de tantas bendiciones. El nunca me pierde de vista. Me sigue a todas partes: revive mi alma tan envenenada por el pecado, destruye en mí la densa nube que me envuelve" (9.9.1912).

Y así el trabajo continúa. El Señor en su amor infinito desea darse a Sí mismo, pero antes, el tabernáculo en el que Él habitará de manera tan sublime debe santificarse. Origen ha descrito muy bien ésta etapa como el "41 invierno del alma", el tiempo de la aridez, desolación y aparente incapacidad de amar a Dios. Pero esta luz que ha parecido al alma "noche", es de hecho, la intensidad del fuego incandescente de Dios, iluminando y deslumbrando el alma con la majestuosidad de Su divino resplandor. La naturaleza humana debe ser primero desvestida de todo lo mundano para ser revestida de los atuendos celestiales de la gracia contemplativa.

El místico ahora entiende que tan necesaria era esta preparación, ya que nadie se atreve a vivir en la Presencia Divina sin antes pasar por el crisol de la tribulación. El mismo Señor, en su ansioso deseo de enriquecer más el alma, es el escultor que cincela y esculpe, refinando su obra maestra del crudo bloque de la naturaleza humana. Y cuando el místico finalmente sale a la clara luz, una vez más, él sabe con seguridad que todo fue obra de Dios; él también sabe, que aunque pareciera que Dios lo rechazaba Él estaba de hecho presente todo el tiempo en las profundidades del alma, preparándola para recibir aún mayores gracias (Tanquery). En la cúspide de estas tribulaciones ¿no es correcto el pensar que, en esta alta etapa de la vida del místico, la unión o matrimonio místico como se le llama comúnmente, fue consumado entre el Padre Pío y El Señor en ese día de 1918 cuando las llagas de Nuestro Señor fueron encarnadas en el cuerpo del primer sacerdote escogido para este privilegio?

[From: The Spirituality of Padre Pio, Augustine Mc Gregor, O.C.S.O., edited by Fr. Alessio Parente, OFM Cap. (San Giovanni Rotondo: Edizioni "Padre Pio of Pietrelcina" of Our Lady of Grace Monastery, 71013 San Giovanni Rotondo, FG, Italy, 1974).]

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