Amigos que pasan y dejan su huella aqui. Gracias por estar .Paz a tu corazon

Recuerda amigo cuando entras a la Casa de Dios pisas Tierra Sagrada.

La Casa de Dios es el lugar más Santo de todo el universo. Cada vez que entres ,recuerda que allí ,vive Jesús en el Sagrario y te espera con AMOR.

Vístete decorosamente, apaga tu celular y ten fe que todo lo que pidas, si eres respetuoso , piadoso en tus actitudes y posturas en el Templo, sera recibido por el Señor con agrado .

Y tu alma ya no será la misma.

Haz silencio. Busca cerrar tus ojos y quédate quieto. Dios esta en su Casa. El Amor puede hablarte íntimamente .

Mi deseo es que Dios se manifieste en ti.


Cristo Resucito, DIOS VIVE ENTRE NOSOTROS

miércoles, 8 de julio de 2009

Veneración a los santos y a sus reliquias

La práctica de celebrar la liturgia sobre las tumbas de los mártires en las catacumbas de Roma, fue instituida por el Papa San Félix en el año 269.

En Africa del Norte, desde el siglo IV, las reliquias de los mártires eran objeto de culto privado, los fieles las llevaban sobre sí, encerradas en relicarios o en cajas de hierro.
En el siglo VI, los Papas decidieron que debían incluirse restos de mártires en los altares destinados a la celebración de la misa, en la llamada piedra de ara.

Las iglesias de Occidente enviaban a Roma peregrinos entre los siglos VI y IX, para que adquirieran huesos de mártires sepultados en las catacumbas.

En la época de la Contrarreforma, la Santa Sede se inclinó a “depurar” el santoral, cuando se encontraron actas apócrifas o dudosas, santos cuya existencia histórica no estaba comprobada y hechos controvertidos y disputados.

El 10 de mayo de 1969, Pablo VI, hizo una exclusión de 33 santos que nunca se comprobó que existieran, y que no deben ser nombrados en oraciones especiales en sus fiestas, fueron además borrados del catálogo oficial y del calendario litúrgico.

En el pontificado de Juan Pablo II ha proclamado más beatos, que en cuatro siglos todos sus predecesores juntos; y ha canonizado a más santos, de todos los que se contaban desde el siglo XVI.

1 comentario:

  1. El promedio de espera de la mayoría de los santos proclamados bajo el pontificado de Juan Pablo II es de 300 a 400 años. Los beatos elevados a este rango en este mismo periodo no han pasado de 50 a 100 años.

    En conjunto los Papas venerados como santos por la Iglesia son ochenta, muchos de los cuales fueron martirizados en los primeros cuatro siglos del cristianismo; de éstos solo tres fueron canonizados después de un proceso: Celestino V, Pío V y Pío X. Los Pontífices beatos son en cambio ocho, incluyendo a los dos últimos: Pío IX y Juan XXIII.

    En la actualidad hay pendientes cerca de 2000 procesos de beatificación y canonización en la Congregación para la Causa de los Santos.

    La corona (o semicírculo) que se les coloca en las imágenes y cuadros en la cabeza de los santos recibe el nombre de nimbo. En el siglo V empezó a usarse para los ángeles, y en el siglo VII aparece sobre la cabeza de los apóstoles, evangelistas, y santos; generalizándose la costumbre.

    Durante el siglo I el Papa Clemente I ordenó que siete notarios escribieran todo lo referente al martirio de los cristianos.

    Desde el siglo XVII, los “Acta Sanctorum” reúnen una serie de documentos en los que se relatan por épocas, las anécdotas y testimonios de todos aquellos que son canonizados por la iglesia Católica.

    La devoción a San José empezó sólo a partir del siglo XI y lentamente se fue extendiendo. El Papa Gregorio V, en 1621, decretó la fiesta de San José, esposo de la Virgen María para el día 19 de marzo. Posteriormente, Pío IX, en 1847, lo declaró patrono de la Iglesia Católica. En 1898, León XIII, aprobó y permitió repartir los escapularios de San José. Ya en 1909 la Santa Congregación de Ritos, formuló las letanías para que fueran rezadas por los creyentes; en 1917, Benedicto XV lo llamó como el “patrono de la buena muerte”. Pío XII, en 1955, agregó la celebración del 1 de mayo a San José obrero. Juan XXIII resaltó más su culto al colocar su nombre en el canon (parte central de la misa), y también lo nombró custodio del concilio Vaticano II (1962-1965)

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